miércoles, 4 de agosto de 2010

 

los clavos en la puerta

Hubo una vez un niño que tenía muy mal genio.

Su padre le regaló una caja de clavos y le dijo que cada vez

que perdiera el control tenía que clavar un clavo en la

Parte trasera de la puerta

El primer día

El niño había clavado 37 clavos en la puerta.

Durante las próximas semanas,

como había aprendido a controlar su rabia,

la cantidad de clavos comenzó a desminuir diariamente.

Descubrió que eras más fácil controlar su temperamento que

clavar los clavos en la puerta.

Finalmente llegó el día en que el niño no perdió los estribos.

Le contó a su padre sobre ésto y su padre

le sugirió que por cada día que se pudiera controlar

Sacara un clavo

Los días transcurrieron y el niño finalmente

le pudo contar a su padre que había sacado

todos los clavos

El padre tomó a su hijo de la mano

y lo llevó hasta la puerta. Le dijo: “Haz hecho bien,

hijo mio, pero mira los hoyos en la puerta.

La puerta nunca volverá a ser la misma.

Cuando dices cosas con rabia,

dejan una cicatriz igual que ésta.

Le puedes clavar un cuchillo a un hombre

y luego sacárselo. Pero no importa cuántas

veces le pidas perdón, la herida siempre seguirá ahí”

Una herida verbal es tan dañina como una física.

Hoy,

quiero decirte que:

POR FAVOR...PERDONAME.... SI ALGUNA VEZ HE DEJADO UN “AGUJERO” EN TU PUERTA.

Etiquetas:


Comentarios: Publicar un comentario

Suscribirse a Enviar comentarios [Atom]





<< Inicio

This page is powered by Blogger. Isn't yours?

Suscribirse a Entradas [Atom]