jueves, 25 de agosto de 2011

 

la naturaleza nos sigue enseñando

Si estas familiarizado con los números, entonces conocerás la famosa sucesión de Fibonacci, una serie de números de gran importancia. Un pequeño genio de 13 años, Aidan Dwyer, recientemente se dio cuenta de que esta sucesión estaba asociada con la estructura de las ramas de los árboles y se quedó sorprendido al ver que las ramas no crecen de forma aleatoria, sino que nacen y crecen en ciertas posiciones que permiten reunir una mayor cantidad de luz solar para el árbol.
Para probar que está en lo cierto, Aidan construyó dos módulos solares con la misma cantidad de celdas. Uno de estos fue construido de forma tradicional, mientras que el otro, mediante cálculos exactos, era similar a las ramas de los árboles.
¿El resultado? En el módulo con forma de árbol se recogió un 20% más de luz solar que en el módulo tradicional.
Parece que la naturaleza tiene mucho para enseñarnos, solamente debemos prestarle más atención.

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