martes, 7 de agosto de 2012

 

el tema se reaviva

La quiebra del ya extinguido Banco Municipal de La Plata y sus efectos colaterales sobre acreedores y ex empleados en plena gestión alakista parecía haber quedado en el archivo pero, en las últimas horas, el tema volvió a ganar estado público.
Fue a raíz de un minucioso informe publicado en el diario Clarín por el periodista Jorge Lanata sobre la situación política del actual ministro de Justicia de Nación y ex intendente de La Plata, Julio Alak, en la que entre otros aspectos de su ascendente carrera, se aborda el tema de la literal desaparición de la institución que supo tener buen prestigio como entidad bancaria local.
Pero en los últimos años de vida real, el ex Banco Municipal se convirtió en una caja de financiación de la política de la capital bonaerense, y entre tanto desmanejo, uno de los responsables fue el “aprendiz de alakismo” y todavía concejal, José Ramón Arteaga.
Desde que Alak fue despojado por el bruerismo al frente de la comuna –allá por el 2007-, “Joserra” o “el mexicano” –como lo bautizaron algunos medios locales-, logró sobrevivir en su banca, primero de la mano del denarvaísmo, y después, formando lo que algunos denominaron “un bloque ficticio” de extracción peronista, también compuesto por Jacinta “Poly” Tritten y el ahora en licencia, Miguel Forte. En silencio y junto a los mencionados, ya empezó a jugar para el equipo que en la ciudad quiere conformar el jefe de gobierno de Tigre, Sergio Massa, apadrinados por otro miembro de la dinastía alakista como José “El tío” Amondarain y el “pelado” Carlos Melzi.
Arteaga fue principal espada alakista en el deliberante y estuvo a cargo de la estratégica comisión de Hacienda y Presupuesto del Concejo Deliberante en esos tiempos. Experto en números, maniobras micro y macro-económicas y, por su puesto, en el arte de regalarle su voluntad de político al mejor postor.
Con el resurgimiento del tema del ex Banco Municipal muchos lo señalan por lo bajo como “uno de los responsables” de la quiebra de la entidad, que terminó con denuncias hacia Alak por “administración fraudulenta”, causa que actualmente no tiene vigencia.
“Arteaga, con su estilo de marcado perfil bajo, cauto y conservador, fue durante mucho tiempo el hombre de confianza en el Concejo de Alak. Siempre supo las maniobras económicas en que se gestaban, algunas a favor de él mismo” relató en estricto off una fuente municipal. “También fue pieza clave en los ‘dibujos` que se hacían cuando llegaba la hora de elaborar y defender los presupuestos y las rendiciones de cuentas del deliberante”, completan.
Mientras tanto, el legislador que supo perder toda su influencia territorial en la populosa delegación de Villa Elvira, continúa buscando horizontes donde recalar sus ambiciones de continuar en una banca con su mejor estilo: de la boca para afuera cuestiona al oficialismo municipal, pero después da quórumo para el tratamiento de temas importantes.

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