lunes, 8 de octubre de 2012

 

intendente y palacio-------PIRIA y Ensenada

Con la idea de frenar lo que se anuncia como un final dramático e inminente, un puñado de vecinas nucleadas en el Centro Español de Mujeres de Ensenada avanza en un proyecto para reconstruir el Palacio Piria y transformarlo en un centro cultural y de servicios. El desmoronamiento de un dintel -ocurrido durante la última tormenta- fue el detonante que encendió la luz de alerta entre los interesados en encarar “con urgencia” un plan de restauración: “el centro del edificio colapsará y arrastrará de manera violenta la simetría de las columnas corintias”, dijeron luego del último relevamiento. Carcomido por el mal crónico del abandono, poco queda del palacio que alguna vez ocupó el comerciante y martillero uruguayo Francisco Piria -conocido, entre otras cosas, por haber desarrollado el balneario Piriápolis-. Mientras esto sucede, el intendente de Ensenada, Mario Secco, ni se preocupa por el tema. Al tanto de esa situación, las integrantes del Centro Español de Mujeres trabajan en un proyecto del restaurador Jorge Greifenstein, quien desde hace años anhela recuperar el inmueble, informó el diario El Dia. “Queremos solicitarles a las autoridades de la Provincia el permiso para poner en valor el lugar y que, a cambio de eso, nos permitan utilizarlo en actividades comunitarias. Algo similar a lo que quisimos hacer en la casa Arana”, señaló Mirta Renedo, tesorera de la ONG. Gran parte de la estructura que sobrevivió a los saqueos está derrumbada y el resto se encuentra en situación crítica. Sin embargo, aunque esté en ruinas, no son pocos los vecinos e instituciones que anhelan verlo con su elegancia fundacional y recuerdan los días en los que ese espacio estaba poblado por chicos de un orfanato, o cuando ellos mismos asistían a las misas que se hacían en la capilla del edificio. Salen a buscar ayuda En la entidad de las mujeres españolas aseguran que es lamentable que se pierda un bien patrimonial a raíz de la falta de mantenimiento, y por eso se ofrecieron a buscar los medios económicos para restaurarlo. “A nosotros nos falta un edificio y si la Provincia nos diera la autorización para usarlo, haríamos el intento para obtener los fondos necesarios para arreglarlo. Sabemos que hay muchas personas y empresas que colaborarían porque quieren salvar bienes tan importantes como ese”, dijo Renedo. El predio está cercado desde hace unos años, luego de que se produjera un accidente por el desprendimiento de mampostería, el abandono y el descuido que hubo a lo largo de los años. La medida se tomó al descubrir que habían empezado a robar las vigas de hierro que sostienen la estructura de cemento para venderlas como metal, ataque que provocó los primeros derrumbes. Todo ese deterioro fue observado por el restaurador Jorge Greifenstein, que hace tiempo elabora un plan para evitar el colapso de la estructura del edificio. “La cuenta regresiva del palacio se accionó y su continuidad depende de la última palabra que tengan nuestros funcionarios a cargo del patrimonio”, señaló con preocupación. Es que según sus observaciones, al desmoronarse uno de los dinteles, los hierros superiores que soportan las columnas, están sostenidos por dos vigas que reciben el doble de presión y no resistirían por mucho tiempo. “La última esperanza de rescatar el palacio está en la ONG que puede conseguir recursos genuinos de las tres ciudades (La Plata, Berisso y Ensenada). El tiempo que demandaría la recuperación sería de 5 años y el costo, unos doce millones de pesos”, aseguró el restaurador. Construido alrededor de 1910, el origen del palacio está en la familia Castells, quienes escogieron ese lugar de Punta Lara para desarrollar un predio que, además, contaba con una abundante vegetación y un área destinada a un zoológico y un haras. Los propietarios originales hicieron uso del palacio durante pocos años, ya que hacia 1919 lo compró la Caja de Crédito Hipotecario. Unos años después, en 1926, fue adquirido por el empresario uruguayo Francisco Piria, quien en ese entonces tenía cerca de 80 años y ya había desarrollado con éxitos diferentes emprendimientos turísticos. En 1947, tras la muerte de Piria, sus herederos lo donaron al estado provincial. Desde 2002 es “Monumento histórico y bien incorporado al patrimonio histórico de la provincia de Buenos Aires”.

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