miércoles, 21 de noviembre de 2012

 

otro reves a la sobervia presidencial

Luego del 8N, que significó una movilización sin precedentes contra el Gobierno kirchnerista, la gestión K ayer recibio un nuevo revés: sufrio su primer paro nacional.
Se trata de una medida de fuerza que no sólo es convocada por centrales gremiales, producto del deterioro del poder adquisitivo de los trabajadores y de la confiscación del salario que hace el Estado con el impuesto a las Ganancias, sino que también se sumarán miles de jubilados, profesionales y productores agropecuarios afectados por las nefastas políticas económicas de un gobierno que se encierra cada vez más en su soberbia. Una clara muestra de esta situación fueron las declaraciones de la Presidente, en la Cámara de la Construcción. Estuvo una hora hablando sobre situaciones irreales, difundiendo a diestra y siniestra estadísticas que son dibujadas por funcionarios obsecuentes. Y hasta no se puso colorada a la hora de dictar sentencia sobre lo que deberían hacer las potencias mundiales ante la crisis sistémica que se viene registrando desde 2008. Esta soberbia lleva, por ejemplo, a considerar que la actividad inmobiliaria y de la construcción “necesita un cambio de parámetros culturales”, cuando en realidad la crisis que atraviesan se debe al desastre que provocó el Gobierno con sus nefastas políticas económicas. Resulta un verdadero absurdo pretender pesificar de la noche a la mañana la compra y venta de inmuebles, cuando nuestra moneda nacional viene desvalorizándose de forma acelerada por la inflación. El peso se está convirtiendo en cartón pintado, debido a una descontrolada emisión que hace el Banco Central que no tiene respaldo alguno en el vapuleado sistema productivo de nuestro país.
Las consecuencias están a la vista. Más de 30 mil personas que se desempeñaban en el rubro de la construcción, que es una de las industrias madre de la actividad económica, han perdido su empleo en los últimos meses . Y una de las principales razones hay que encontrarla en el cepo cambiario impuesto por la Casa Rosada para absorber todos los dólares del mercado. Y seguir pagando la fraudulenta deuda externa. Una medida que, dicho sea de paso, no sirvió absolutamente para nada, dado que en los próximos días el país caerá en default técnico al no cumplir con los fallos de la Justicia norteamericana que dispone el pago a distintos fondos de inversión, llamados buitres, que quedaron fuera de los canjes de deuda de los años 2005 y 2010. A su vez, la obra pública de carácter estratégico brilla por su ausencia. Por ejemplo, el estado de las rutas y autopistas, por la falta de inversión, es terminal: y por eso nuestro país es una de las naciones del mundo con mayor índice de muertos en accidentes de tránsito (más de cinco mil personas por año). Algo similar ocurre con la infraestructura energética, lo que podría llevar a que el próximo verano, cuando se produzca un pico en el consumo, vuelva a colapsar el sistema, como ocurrió hace algunos días, cuando la temperatura superó la barrera de los 30 grados. En materia de vivienda, el panorama es catastrófico. Los créditos hipotecarios son inaccesibles para gran parte de la población y los planes de vivienda del Estado quedaron a mitad de camino. Se gastaron miles de millones de pesos para favorecer a organizaciones ultrakirchneristas que de la noche a la mañana se convirtieron en constructoras. Tal es el caso de la agrupación Tupac Amaru, que lidera Milagro Sala en Jujuy, y la Fundación Madres Plaza de Mayo, de Hebe de Bonafini, que tuvo al parricida Sergio Schoklender como su mano derecha durante varios años. En la Fundación Madres se concretó una estafa multimillonaria, que va camino a quedar impune, mientras que Milagro Sala también está involucrada en diversos escándalos judiciales.
La Presidente intenta hacer creer que, debido a la crisis internacional, no hay otro camino posible para nuestro país. Y nada está más alejado de la realidad: naciones hermanas -Brasil, Uruguay, Perú, Bolivia y Chile- están aprovechando al máximo la existencia de una gran liquidez de dólares (por la emisión que hace EEUU para hacer frente a la crisis) y logran financiamientos -a tasas que no superan el 5%- para avanzar en importantes proyectos de desarrollo. El único país del continente al margen de estos capitales es la Argentina, que se encuentra en una posición cada más marginal, producto de la poca seriedad de un gobierno que se la pasa modificando a su antojo las reglas del juego.

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