lunes, 1 de abril de 2013

 

a panchito no le va a gustar

Y un buen día la avenida 53 pasó a llamarse “Francisco” en honor a nuestro Papa argento. En encargado de bendecir el supremo acto fue, nada más ni nada menos, que el arzobispo de La Plata, Héctor Aguer. Sí el mismo que no hizo sonar las campanas cuando la noticia de que había un Papa argentino llegó a sus oídos. El mismo que tampoco hizo una misa especial por la nueva designación de Bergoglio. Ese mismo bendijo la placa que dice que avenida 53 se llama Francisco. Para mayores, durante la mini ceremonia a la que asistieron el intendente Pablo Bruera, su hermano Gabriel, Javier Pacharotti y demás concejales, Aguer no paraba de decir que “a Francisco no va a gustar”. En cuanta oportunidad tuvo, el arzobispo remarcaba que al Papa no le iba a gustar que una avenida llevara su nombre; y Bruera miraba para otro lado. No conforme, Aguer redobló la apuesta y dijo: “Voy a viajar a Roma y le voy a contar a Francisco”. Seamos sinceros, el enojo de Aguer venía de su histórico enfrentamiento interno con Bergoglio, de que tuvo que salir a la calle y hablar con la gente por el acto, y de que, sin duda alguna, se muere de ganas de que su nombre esté en alguna calle de la ciudad. “Seguí participando”, dijeron algunos cuando hicieron la misma lectura.

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