domingo, 21 de abril de 2013

 

Motivos de la indundeta.

“La forma como se produjo la inundación fue sencilla, lo que no fue normal fue la lluvia”.
Escuchar de boca de un experto la palabra “sencilla” para definir las causas que derivaron en la catástrofe que vivió la Ciudad por el temporal del 2 de abril provoca, entre la multiplicidad de opiniones cruzadas que se han escuchado en los últimos días, cierta curiosidad.
Se trata de un aporte más. Y el ingeniero hidráulico Alberto Pedro Agabios lo realiza mediante una explicación igualmente sencilla, didáctica, y basándose en el estudio sobre la problemática hídrica de la Región que la empresa de servicios de ingeniería a la que pertenece realizó a pedido de la Provincia, a la cual le entregó los resultados -en formato de proyecto- en el 2010 .
El ahora ex profesor de la cátedra de Aprovechamiento de Recursos Hídricos de la facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional de La Plata, promediando la charla hace una suma: “Lluvia grande, más impermeabilidad grande del suelo (a causa del exponencial crecimiento urbanístico de la periferia y del casco urbano sin acompañamiento de las obras hidráulicas correspondientes)...”. Y hace un silencio, como dejando el resultado en el terreno del sentido común. Pero antes explica la “sencilla” mecánica de la inundación.
 DESDE LA PERIFERIA 

“Lo primero que se inundó un poco fue la Ciudad”, dice, pero eso se debió a la extraordinaria cantidad de agua que cayó, y lejos estuvo de ser la causa del desastre. La clave, para Agabios, estuvo en que “después llegó todo el aporte desde la parte exterior, como Los Hornos, San Carlos, Las Quintas, la zona del Cementerio, es decir, desde el sudoeste, siguiendo la pendiente natural del partido de La Plata, que va desde Olmos y Romero hacia el río. Ese agua cruzó el casco urbano buscando su salida natural, es decir, el arroyo El Gato, en el norte, y se acumuló en el lugar más bajo, en Tolosa, Ringuelet y alrededores”. Luego, el especialista empieza a hilar más fino, y para ello comienza por remontarse a épocas en las que “si se dio una lluvia de la misma magnitud” los efectos no hubiesen sido los mismos. El ingeniero hidráulico recuerda que “desde que se realizan registros de lluvias, hace 100 años, nunca se dio una así, lo que no implica que no se haya producido antes”, deja caer, pero enfatiza que “si en algún momento la hubo, la configuración de la Ciudad era muy distinta”. El suelo -hoy urbanizado- habría absorbido la mayor parte de tanta agua. No obstante, Agabios da un salto y se remonta a tiempos mucho más cercanos. “Hasta hace pocos años, 30 ó 40, toda la parte sudoeste de La Plata, donde se extienden Los Hornos, San Carlos, tenía una amplia zona semirrural o rural. Por caso, Los Hornos era un sitio en el que se levantaban muchas casas de fin de semana”, acota. ¿Entonces? “El agua caía en esos terrenos y quedaba retenida. Llenaba los bajos y se absorbía. Seguía el proceso natural que sigue el agua en el campo. Pero hoy está todo urbanizado, al igual que el casco urbano, donde la urbanización es total”, subraya para hacer notar que “ya no hay siquiera jardines en los fondos de las casas”.
INFRAESTRUCTURA HIDRICA 

Esa urbanización de la periferia y de la Ciudad original provocó que “una lluvia tan importante, que antes no escurría (por las calles) sino que era absorbida (por el suelo), empezó a escurrir. Y esta situación se va incrementando cada vez más”, indica. A ello hay que sumarle que “normalmente, el crecimiento urbano no se da junto con un crecimiento de la infraestructura necesaria. Y el crecimiento urbanístico, como sucede en la mayoría de las ciudades, no estuvo acompañado por sistemas de desagües pluviales acordes”, completó Pedro Agabios para incorporar un elemento más a la “impermeabilidad” que ha ganado a La Plata: “Ni siquiera en la zona de quintas hay absorción, porque en vez de tierra, por la proliferación de invernaderos, ahora hay plástico”.  
EL VALLE PERDIDO 

El experto llega a un punto crítico si los hay, como el arroyo del Gato. “La ocupación con viviendas de su valle de expansión, hace que el agua no tenga por donde irse. Es por eso que, de calle 13 hacia el norte, se han dado esas inundaciones tan largas (en el tiempo); el agua tuvo que esperar hasta lograr salir”. “Ese escurrimiento que cruzó la Ciudad en dirección sudoeste-norte buscó el arroyo del Gato, pero este ya no tiene capacidad. Antes podía desbordarse 30 centímetros o 5 cuadras y nadie se enteraba, ahora no”. En ese marco señala que “la zona de Villa Elvira, hacia Berisso inclusive, se inundó por el arroyo
Maldonado. Pero las causas y la mecánica fueron las mismas”. Agabios toma un mapa de La Plata -el que encabeza el proyecto que en el 2010 presentó con sus colegas “a pedido de la Provincia”- y con un lápiz traza las líneas que recorrió el agua. Una arranca en la zona de Los Hornos y San Carlos más alejada de la avenida 131 e ingresa al casco urbano cerca de calle 37. La otra empieza arriba del Cementerio y entra por 72 y 31. Ambas se unen cerca de 1 y 32 y forman una sola línea que termina en Tolosa, Ringuelet y alrededores. ¿Obras? “Ahora hay que redimensionarlas. Hay algunas urgentes, pero deberán encararse sí o sí. El problema es que hablamos de miles de millones”, asevera, en coincidencia con varios ingenieros que tras el temporal hablaron sobre la cuestión.

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