viernes, 17 de mayo de 2013

 

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En contraposición con el poder que viene acumulando el Gobierno kirchnerista luego de haber despojado al Grupo Clarín de las transmisiones de los partidos de fútbol, como así también del automovilismo y próximamente del básquet, además de las incursiones en el boxeo y el Hockey, poco se interesa por el destino del dinero que el Estado Nacional invierte. Haciendo foco en el Fútbol, el Gobierno K le pagó a la AFA más de 5 mil millones de pesos por las transmisiones televisivas y se desentendió del destino y la utilización que los clubes hacen de este capital. Es que más allá de algún sermón, lo único que le interesa es tener el significativo espacio propagandístico de la pantalla futbolística con 15 partidos por cada fin de semana (los diez de Primera más los cinco de la B Nacional), además de haber corrido al Grupo de multimedios con quien mantiene una disputa constante. No obstante, si fuera una empresa privada la que invierte el dinero para la televisación, sonaría lógico que se desentiendan del destino del dinero, pero tratándose del Estado Nacional, es alarmante que no funcione como ente regulador. Desde el desembarco del Estado en el fútbol, en agosto de 2009 (Gimnasia 0-Godoy Cruz 2 por la primera fecha del apertura 2009 fue el primer envío), la sostenida inyección de dinero para los clubes viene siendo millonaria y para tantas tesorerías en ruinas se suponía una bocanada de aire fresco que ni los propios dirigentes imaginaban poseer, pero esas arcas desplumadas siguieron mal administradas y en vez de achicar deudas, las mismas se agrandaron tanto que hoy por hoy el pasivo de los clubes se eleva a $ 1655,4 millones, un aumento del 48% con relación al escenario que cuatro temporadas atrás ya se describía como desesperante. ¿Cómo se comportó la clase dirigente con esa carretilla de billetes? Confirmó su incapacidad –creyendo en su honestidad - y acentuó la decadencia.

Entre el Gobierno K que preside Cristina Fernández de Kirchner y el Gobierno de la AFA que preside Julio Humberto Grondona se equivocaron profundamente porque subvencionaron la incapacidad de los dirigentes que tienen los clubes despilfarrando así el dinero de los ciudadanos. El Estado es cómplice de estos malos manejos por no velar ese grifo que defiende por intereses demagógicos y de adoctrinamiento. Y los dirigentes, claro, se mueven con la impunidad de los que se saben protegidos por el despropósito. Incluso, por si todo esto fuera poco, el Gobierno le debe plata a la AFA por lo que mientras la clase dirigente se sigue llenando los bolsillos, pagan los ciudadanos.
Frente a una sociedad con urgencias reales y en tiempos sensibles, les tendría que pesar en su conciencia el malgasto del dinero público. Nada más alejado: para este 2013 se proyectó subir a 1000 millones el acuerdo por la televisación de los partidos.
Acaudalados fondos en las manos incorrectas, sin fiscalización a la vista. La AFA no tiene credibilidad: "Habrá límites y sanciones, hasta la pérdida de la categoría. Será un tema de política no negociable", avisaron mil veces desde Viamonte. Palabras decorosas, pero que lejos estuvieron de cumplirse.
En conclusión: mientras el Gobierno Nacional saca un rédito directo de las transmisiones de los partidos y la AFA acumula millonadas en sus arcas, los clubes se siguen empobreciendo por los malos manejos dirigenciales y los ciudadanos ven pasar lejos ese dinero que podría estar destinado a las distintas urgencias.

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