domingo, 19 de mayo de 2013

 

espionaje K

Minutos después que de estallara un escándalo por espionaje en Estados Unidos, tras conocerse que el gobierno norteamericano estaba espiando a periodistas de la agencia de noticias Associated Press y a dirigentes de la oposición conservadora, el presidente Barack Obama decidió cortar por la sano: echó al jefe Servicio Interno de Impuestos (IRS), Steve Miller, principal responsable de las maniobras oscuras. El gobierno kirchnerista opta por el camino contrario. Pese a las denuncias constantes que hablan de teléfonos pinchados y de distintas maniobras ilegales de los servicios de Inteligencia, se profundiza el espionaje y los funcionarios responsables de que ello ocurra siguen en sus cargos. Peor aún: van sumando más poder. Ello demuestra que cumplen órdenes directas emanadas desde la presidencia de la Nación. Un claro ejemplo de que el espionaje K no es un fenómeno aislado fue el descubrimiento de que Américo Alejandro Balbuena, un agente de la Policía Federal, estuvo infiltrado como periodista en la agencia de noticias “Rodolfo Walsh” durante once años. El rol ocupado por Balbuena no era menor, tenía la misión de rastrear información que comprometiera a la Fuerza de Seguridad que comanda la ministra de Seguridad, Nilda Garré que, pese al escándalo, se mantiene en el cargo.
Protegía a las redes de trata
  “Vemos una planilla que tiene su nombre y la actividad que revistaba en la Policía Federal, un oficial de inteligencia de la división Reunión de Datos y Análisis. Nos dicen que es un hombre que se había incorporado en tiempos de la dictadura, que participó de Coordinación Federal. Para nosotros fue tremendo descubrir que tu compañero, al que creías tu compañero, se había infiltrado en la Agencia, se hacía pasar por compañero”, aseguró a la prensa Rodolfo Grinberg, uno de los fundadores de la agencia Walsh. Las intervenciones de Balbuena no eran ingenuas, desde su faceta periodística indagó e intentó obtener información de La Alameda, organización social que lucha contra las redes de trata y el trabajo esclavo. Las denuncias de esta ONG salpicaron al integrante más kirchnerista de la Corte Suprema, Eugenio Zaffaroni. Concretamente, descubrieron que en varias de sus propiedades funcionaban prostíbulos. Tan serias fueron las denuncias que, en la semana que pasó, el apoderado del magistrado se declaró culpable de haber violado la ley de profilaxis. “Balbuena empezó a seguirnos cuando comenzamos a investigar en 2008 la existencia de prostíbulos que estaban alrededor de la Superintentendencia de la Policía Federal, donde explotaban menores y vendían cocaína”, indicó a Hoy, Gustavo Vera, referente de la Alameda.
Podrían denunciar penalmente a Nilda Garré
El silencio fue el recurso utilizado por el gobierno ante el escándalo desatado. En ese marco, desde las organizaciones sociales iniciaron causas judiciales para que se esclarezca lo sucedido y quienes fueron los responsables del espionaje. “Presentamos un recursos de Habeas Data, para que (Garré) nos explique porque nos espiaba ese ministerio y porque investigaban a La Alameda. Si la ministra no responde recurriremos a la vía penal”, indicó Vera, quien agregó que si tampoco hay respuesta en el ámbito nacional harán presentaciones en “la justicia internacional”.
 “Esto es la punta del iceberg”
El espionaje de la Policía Federal, junto al proyecto X impulsado desde la Gendarmería, hacen prever a las organizaciones sociales y sindicatos que este tipo de casos responden a una planificación mayor llevada a cabo desde el estado mismo. “Esto es la punta del iceberg, estamos seguros de que esto pasa en otras organizaciones populares. No estamos hablando de lúmpenes que se infiltran y pasan información, estamos hablamos de personal de la fuerzas que profesionalmente están realizando tareas inconstitucionales”, afirmó Gustavo Vera de la Alameda.  
Obra del duhaldismo que profundizó el kirchnerismo
El “infiltrado” comenzó a desempeñar sus tareas durante el gobierno de Eduardo Duhalde, y continuó durante todo el kirchnerismo. “Balbuena fue efectivamente infiltrado por el duhaldismo. Este gobierno lo que hizo fue mantenerlo infiltrado. Fue dirigido durante los primeros años del kirchnerismo, primero por Gustavo Béliz, después por Aníbal Fernández que fue durante años el jefe directo de Balbuena. Cuando Fernández pasa del Ministerio del Interior a Justicia se lleva todas las fuerzas policiales y de seguridad, algo inaudito. Ahí estamos hablando de por lo menos siete, ocho años de responsabilidad. Cuando llega la ministra Nilda Garré hereda esto también y obviamente tiene una responsabilidad”, le dijo Eduardo Soares, miembro de la Gremial de Abogados, al medio la alternativo “La Retaguardia”.
Repudio de los familiares de víctimas de Cromañón
A principios del 2005, Balbuena tuvo la directiva de espiar a los familiares de las víctimas de Cromañón que se encontraban movilizados reclamando justicia. “Es un discurso muy loco de Derechos Humanos decir que no hay ningún problema y necesitan hacer inteligencia a los familiares de las víctimas. No sabemos para qué se infiltraban, si nosotros no atentamos con la seguridad del estado, de hecho fue el estado el que atentó contra la seguridad de nuestros hijos”, aseguró a Hoy Silvia Bignami, familiar de una de las víctimas del incendio sucedido a fines del 2004. Por otra parte, sostuvo que “más allá de que Balbuena haya hecho su trabajo sucio”, los ministros tendrían “que dar las explicaciones” sobre el caso, ya que “es muy grave que esto sea parte de las políticas gubernamentales”. “Una vez Aníbal Fernández nos dijo que tenían muchas fotografías de nosotros, ahora me di cuenta que nos estaban espiando”, agregó Bignami, quien además concluyó preguntándose: “¿es necesario este tipo de acciones en democracia?”.

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