miércoles, 22 de mayo de 2013

 

la k no te kiere garka

Los jardines del Colegio Nacional fueron el escenario central donde miles de jóvenes platenses recibieron a la presidenta de la Nación, Cristina Fernández de Kirchner, quien anunció ayudas económicas para los floricultores de la región, el Hospital Español, además de la refacción de una veintena de escuelas, la entrega de 700 notebook, más la finalización de la biblioteca del histórico colegio de calle 1. Todo salió tal cual estaba pautado, excepto para Bruera: el Intendente quedó en off side. Minutos antes que ingresara la Presidenta al escenario, los invitados empezaron a ubicarse en sus asientos. Así, en primera fila se lo vio al gobernador Daniel Scioli, al lado se ubicó el intendente Pablo Bruera. En la silla contigua, su viejo adversario y hoy ministro de Justicia, Julio Alak. Le seguían Hernán Lorenzino (Economía), las madres de Plaza de Mayo y el vicegobernador Gabriel Mariotto. Bruera estaba feliz, sonriente. Todavía no logra recuperarse del vendaval de críticas del que es blanco desde la catástrofe del 2 de abril y mostrarse junto a la primera Mandataria era un gran logro; no sólo frente a ella, sino a las cámaras de la TV que transmitieron en vivo el acto. Pero no tuvo suerte. De pronto, la sonrisa del Intendente se desdibujó. Personal de ceremonial se le acercó y le pidió que se levantara. Que no podía estar en la primera fila. Bruera se resistió pero fue en vano: debió ceder el asiento al rector de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP), Fernando Tauber. Finalmente se unbicó en la segunda fila, donde se mezclaban personas paradas y sentadas. Allí se observó a la decana de la facultad de periodismo, Florencia Saintout; a la ministra de Desarrollo Social, Alicia Kirchner; a su vice, Carlos Castagneto, al senador provincial Gustavo Oliva, al secretario de Derechos Humanos bonaerense, Guido Carlotto, y al secretario de Cultura, Jorge Coscia, entre otros. Luego que ingresara la Presidenta, el Intendente creyó que ese mal momento había terminado. No fue así. La pesadilla siguió cuando la locutora presentó a las autoridades y lo obvió olímpicamente. Mencionó al Gobernador, los ministros y cuando llegó a jefe comunal no pronunció su nombre. Apenas un “está presente el Intendente de la ciudad”. Bruera ya no sonrió más. Luego la Presidenta se encargó de dar subsidios a las autoridades del Hospital Español, a los floricultores, a los alumnos de las escuelas y el mandatario volvió a estar ausente. “A pesar de la tragedia, acá estamos de pie los platenses”, dijo Cristina en el final de su discurso. Acababa de anunciar una catarata de ayudas desde Nación para los platenses. A los 67 muertos y con más de 160 mil damnificados, Bruera acababa de sumarle a su mochila, nada más y nada menos, que la visita de la Presidenta.

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