lunes, 15 de julio de 2013

 

HipoKresia K

La frase que solía utilizar en sus discursos Juan Domingo Perón acerca de que “mejor que decir es hacer, y mejor que prometer es realizar”, sirve a la perfección para demostrar la hipocresía del gobierno kirchnerista.
En la semana que pasó, se puso claramente en evidencia que la presidenta Cristina Fernández, cada vez con más frecuencia, apela a la estrategia de hacer discursos que nada tienen que ver con la realidad de sus acciones. Peor aún: en los actos que encabeza se sube a una suerte pedestal para dictar sentencia, colocándose en un lugar de autoridad moral que no le corresponde, para acusar a otros de las mismas aberraciones que comete su propio gobierno. Una de las contradicciones mas evidentes es utilizar a la AFIP como una suerte de fuerza de choque para apretar a eventuales adversarios -ya sean empresarios, jueces, políticos o periodistas- y al mismo tiempo abrirles las puertas a graves evasores y mafiosos para que puedan blanquear su dinero sin tener que darle explicaciones a nadie y sin tener que pagar ninguna culpa. Peor aún, hasta son recompensados ya que, a cambio de esos dólares negros, reciben un bono -una suerte de patacón trucho- que reportarán un intereses anual del 4%. En materia económica las contradicciones son numerosas, y también alcanzan a sus funcionarios de primera línea, como el inefable Guillermo Moreno que sigue haciendo garabatos en el INDEC para intentar hacer creer que se puede comer con 6 pesos por día. Ahora bien, a la hora de hacer negocios oscuros, usa otro tipo de indicadores y por eso puso un interés de 22% en las tarjetas de crédito que lanzó el gobierno para hacer compras en supermercados. En definitiva, es un usurero, de la misma forma que los fueron Néstor y Cristina para amasar la fortuna que tienen.
Derechos humanos para pocos
La Presidente se llena la boca hablando de que su gobierno defiende los derechos humanos. Pero, durante el acto por el 9 de julio pasado, avaló la orden del gobernador tucumano, Jorge Alperovich, quien es uno de sus principales socios políticos al punto de aceptar que la esposa del tucumano sea la tercera en la línea de sucesión presidencial (es la titular de la Presidencia Provisional del Senado), para que muelan palos a Alberto Lebbos (foto abajo), padre de una chica violada y asesinada en el año 2006, en un hecho que involucra a uno de los hijos del gobernador. Lebbos reclamaba ser recibido por CFK y mantener una reunión de 5 minutos. Obviamente, no sólo la primera mandataria evitó tener un gesto humanitario con el denunciante, sino que ese mismo día, en una actitud de clara provocación, se tomó el mismo tiempo que le negó al padre para posar junto a una simpática perrita que merodeaba por el escenario principal (foto arriba). Esa imagen la difundió en su Twitter, y escribió: “¿No es divina? Después de todo, no se puede hacer Patria sin ternura. Vamos todavía!”. Tanto fue “la ternura” de la presidenta que, desde ese mismo escenario, lanzó un ataque con virulencia a empresarios y jueces que se niegan a ser serviles a su administración. Lo ocurrido en Tucumán no es un caso aislado. Actitudes de este tipo se pueden ver a diario. Por ejemplo, por más que CFK quiera quedar bien con algunos sectores aborígenes, defendiendo a Evo Morales (el primer indígena en llegar a la presidencia de ese país) por el episodio que ocurrió con el avión en Europa, que estuvo demorado varias horas, la realidad indica que el gobierno K defiende otro tipo de intereses. Por eso, la Presidenta no dice ni hace absolutamente nada cuando los aborígenes que habitan en territorio nacional -como los qom- son masacrados como si todavía viviéramos en tiempos de la conquista española. En Formosa, lo qom están siendo asesinados en represalia por sus reclamos territoriales, que se contraponen con los intereses económicos del gobernador formoseño Gildo Insfrán, otro mandatario K que suele ocupar lugares en primera fila en los actos de la presidenta.
Félix Díaz, líder de esa comunidad aborigen (foto medio), pide desde hace meses, al igual que Lebbos, ser recibido por CFK. No lo logró. Ni siquiera la foto con el Papa, que lo recibió en el Vaticano y se hizo eco de su reclamo, sirvió para que Cristina se dignara a atender este legítimo reclamo. La Presidenta, asimismo, en el discurso que pronunció durante el mencionado acto del 9 de julio también renegó del espionaje de EE.UU que habría incluido a la Argentina. Ahora bien, su gobierno acaba e ascender a jefe del Ejército a un oficial (César Milani) acusado por crímenes de lesa humanidad y que, junto al exministra Nilda Garré (acaba de ser premiada con un cargo como embajadora de la OEA), está acusado de ser uno de los mentores del famoso Proyecto X. Se trata de un programa instrumentado desde la gendarmería para espiar a políticos y dirigentes sociales que cuestionan al gobierno K. Es más, es sabido que la propia Presienta se nutre, asiduamente de los informes que le proporcionan los servicios de Inteligencia y que tienen que ver, mayoritariamente, con los movimientos que hacen los sectores que son considerados “adversarios” por parte de la Casa Rosada. En definitiva, esta situación de contradicción permanente es la que está contribuyendo a que el país se vaya acercando al precipicio.

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