jueves, 11 de julio de 2013

 

las clausuran y funcionan igual

Las calles estaban desiertas aquella fría madrugada de julio. El motor de un auto rompió con el silencio que se adueñaba de la escena en la zona de 68 y 115. Descendió un hombre y caminó hacia la puerta de una casa que tenía una particular luz azul. Tocó timbre y esperó. Tras unos largos segundos, una persona abrió la puerta para que ingrese el sujeto. A pesar de tener los restos de una cinta de “clausura”, la “casa de citas” siguió abierta. La Plata se ha convertido en uno de los puntos del país con mayor consumo de prostitución. Pero, además, está identificada como un punto de tránsito y destino de mujeres víctimas de trata. La luz azul en la parte superior de la puerta de una casa es sinónimo de prostíbulo. Lo primero que ordena el fiscal Fernando Cartasegna cuando allana un sitio de estos es cambiar aquella lámpara. Pero en la mayoría de los casos, se vuelve a encender al poco tiempo. En nuestro país, el 19 de diciembre del pasado año se realizó en el Congreso la sesión extraordinaria donde los Diputados argentinos aprobaron por unanimidad la nueva norma contra la trata de personas. La Ley 26842 amplió las condenas para los delitos de explotación sexual, eliminó el consentimiento como elemento exculpante para quien sea responsable de promover la prostitución y explotar a una mujer y creó un Consejo Federal para la lucha contra la trata y un Comité Ejecutivo que se encargue de asistir a las víctimas, entre otros puntos. En la ciudad de las diagonales la oferta sexual es muy variada y, aunque parezca la venta de un producto, hay distintos niveles: las casas de citas en la zona de la estación de trenes son las más accesibles económicamente; les siguen las del barrio Policlínico y zona roja, donde también hay una fuerte presencia de travestis; y por último están los lugares vips, donde el targuet aumenta, como en la región de 60 y 15 y Barrio Norte. A pesar de las diferencias, la explotación es la misma. Durante el juicio por una salidera bancaria, el abogado Rubén Carrasone le reclamó al fiscal Marcelo Romero que no sea crédulo: “La policía ya no es como la de antes, no sea ingenuo fiscal, el oficial de la esquina no es el mismo que estaba cuando vivía su abuelo”. La complicidad de los uniformados es una realidad: “Las mujeres que trabajan de manera autónoma también son explotadas por las distintas divisiones de la policía que pasan semanalmente a buscar una comisión a cambio de dejarlas trabajar”, denunció Georgina Orellano, tesorera de AMMAR Buenos Aires (Asociación de Mujeres Meretrices de Argentina, vinculada con la CTA). Las “casas de citas” de la región del Policlínico son jurisdicción de la Comisaría Novena, las céntricas de la Primera, por la zona de 60 y 15 de la Quinta y las que se encuentran en las adyacencias de la estación de trenes de la Segunda.
  Diferentes posturas
 Lejos de ser percibida como un delito, muchos la consideran hoy casi "otra forma de ganarse la vida" y así se ha vuelto un negocio muy oscuro. En contraposición, están los que sostienen que la clandestinidad es el caldo de cultivo para que existan proxenetas, tratantes de personas y explotadores sexuales de niños y niñas, por lo que se debe regular y legalizar. “Si no separamos trata de trabajo sexual, se clandestiniza más nuestro trabajo y se lo deja más vulnerable al proxenetismo”, explica Soledad Díaz, titular de AMMAR. “Si se deja de publicar avisos en los diarios o se cierran whiskerías da la sensación de que se lucha contra la trata, pero en realidad se empeora la situación: se nos margina más y se debilita el vínculo del sindicato con las chicas, porque no sabemos dónde están.” Responsable de un equipo que ha realizado más de 95 procedimientos por delitos conexos a la trata de mujeres en La Plata e imputó a más de 30 personas, en su calidad de “regentes” y “madamas”, Cartasegna expresó: “Este circuito es el negocio más productivo; mucho más que el de las armas y el de la droga. Cuando vamos a los números, los resultados son contundentes. Para la trata hace falta sólo la mujer y el colchón. La mujer es productiva en este negocio entre los 14 y 45 años. Es un negocio de baja inversión y ganancia rápida”. El fiscal encara desde hace tres años una megacausa tras especializarse en delitos de la trata de blancas. “En general no se percibe la diferencia entre explotación y esclavitud. Muchas compañeras son víctimas de la explotación, cuando los proxenetas se quedan con más de la mitad de lo que recaudan. Pero las que trabajan de manera autónoma también son explotadas por las distintas divisiones de la policía que pasan semanalmente a buscar una comisión a cambio de dejarlas trabajar”, exclamó Orellano. En contraposición a las posturas abolicionistas, las asociaciones de mujeres sostienen que necesitan una ley que reafirme el carácter laboral de la actividad ejercida por personas mayores de edad que en ejercicio de su libre voluntad ofreciendo, intercambiando o comercializando servicios sexuales, a cambio de un pago para beneficio propio. Con respecto a esto, Laura Gonzáles, vecina de Villa Elvira, admitió  que tiene que trabajar de sol a sol para que sus hijos tengan un plato de comida todos los días y puedan ir a la escuela: “Nunca voy a ofrecer mi cuerpo por dinero, hay miles de trabajos que se pueden hacer, pero a muchos no les gusta arremangarse y pasar un trapo de piso o atender un negocio”, remarcó. Uno de los investigadores comentó que casi todas las mujeres que ejercen la prostitución responden igual: se plantan y con tono desafiante aseguran que lo hacen porque quieren, pero a la media hora de charla se quiebran y cuentan historias de enorme desesperación y dolor.
  Nuevas herramientas
 A pesar de que la prostitución es una actividad milenaria, desde comienzos de la década de los 90 en todo el mundo se registra un aumento inusitado de trata de personas en el marco de la globalización de la economía de mercado. Con la eliminación de los anuncios en diarios, la web se transformó en un terreno muy fértil para ofrecer sexo por dinero de manera gratis y segura. A medida que avanza Internet, observamos la infinidad de aplicaciones y herramientas que provee, algunas para bien, otras no tanto. En un nuevo contexto social en el que las redes sociales son protagonistas principales, proxenetas se sienten más seguros y encuentran mayores réditos económicos en el comercio virtual. Como consecuencia, es necesario un aggiornamiento de la justicia y la policía para adaptarse a los nuevos escenarios. También hay que reconocer que hay un ámbito en el que la prostitución es legal: La Cámara del Crimen porteña consideró legal la oferta de sexo a cambio de dinero en un sitio privado donde no exista “ni el menor indicio” de explotación sexual. Lo hizo en un caso en el que tres mujeres ejercían la prostitución en un de un departamento en el 2012.
  El negocio
 La trata de personas es un delito internacional de lesa humanidad y viola los derechos humanos. Es considerado una forma moderna de esclavitud y a nivel mundial está ubicado tercero en un siniestro ranking de delitos luego del tráfico de armas y el de drogas. Este negocio mueve 32.000 millones de dólares en todo el mundo. Existe un protocolo internacional contra la trata de Naciones Unidas que fue firmado por 117 países entre ellos la Argentina, el cual obliga a las naciones a prevenir y combatir la trata y asistir y proteger a las víctimas de esta. En este turbio negocio, existen por lo menos tres protagonistas claves. El primero de ellos es el reclutador, en general hombres o mujeres que viven en barrios humildes y conocen la realidad de las chicas; también están los que prometen trabajos decentes a jóvenes de países limítrofes. En ambos casos suelen engañarlas con la promesa de un trabajo de moza o niñera. El segundo personaje es el transportista, quien traslada a las chicas captadas hasta los grandes centros urbanos, en general alejados de sus lugares de origen para dejarlas en una situación de mayor vulnerabilidad y dependencia. La tercera de las figuras que compone la red de trata es el explotador, el dueño del prostíbulo, el que asume el pago al captador y al transportista, y se ocupa de someter a las chicas de allí en adelante a fuerza de encierro, violaciones y castigos. No hay que dejar de nombrar a Susana Trimarco, madre de “Marita” -joven tucumana secuestrada y obligada a prostituirse según el testimonio de testigos-, que fue quien comenzó una persistente búsqueda de su hija e investigó y denunció la red de tratas, hasta entonces intocables. Junto a su Fundación, se puso el traje de quienes no actuaron y deberían haberlo hecho, rescatando a más de 1280 mujeres en todo el país. En los últimos meses se intensificó la lucha contra la trata de mujeres, en todas las fiscalías departamentales llueven las denuncias; en su mayoría provienen de vecinos hartos de tener en su barrio un prostíbulo, pero también las hay de padres que ven caer a sus hijas en este oscuro negocio. A pesar de un visible avance, en la mayoría de los casos la faja de “clausura” de los locales vuelve a despegarse y todo sigue como si nada: la lucha contra la luz azul no es nada fácil.

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