La Plata, Ciudad Generosa

La llegada del Papa Francisco a Brasil para participar de las Jornadas Mundiales de la Juventud, que cuenta con la presencia de cerca de dos millones de personas es un hito fundamental para el rol de la Iglesia Católica en América Latina, pero una pesadilla para el arzobispo de La Plata, monseñor Héctor Aguer, que cada día está más en silencio y aislado dentro de la Iglesia. El Papa, en su encuentro con los jóvenes argentinos en la Catedral de Río de Janeiro, dejó hoy un mensaje contundente del camino que quiere para los miembros de la Iglesia y especialmente para los jóvenes.
Les dijo: “Lean las Bienaventuranzas y Mateo 25 para saber cuál es el camino a seguir.” Las bienaventuranzas están en el evangelio de Mateo y Lucas, donde Jesús les dice a sus discípulos:
-Bienaventurados los pobres porque vuestro es el reino de Dios.
-Bienaventurados los que ahora tenéis hambre porque quedaréis saciados.
-Bienaventurados los que ahora lloráis porque reiréis.
-Bienaventurados vosotros cuando os odien los hombres y os excluyan, y os insulten y proscriban vuestro nombre como infame por causa del Hijo del hombre
. Alegraos ese día y saltad de gozo porque vuestra recompensa será grande en el cielo.
Eso lo hacían vuestros padres con los profetas.
-Pero, ¡pobres de vosotros, los ricos, porque ya habéis recibido vuestro consuelo! ¡Pobres de vosotros, los que estáis saciados, porque tendréis hambre! ¡Pobres de ustedes que ahora reís, porque haréis duelo y lloraréis! ¡Pobres si todo el mundo habla bien de vosotros! Eso es lo que vuestros padres hacían con los falsos profetas” La de las bienaventuranzas es quizás una de las predicas más fuerte de Jesús dirigida a un pueblo sometido a la opresión, cuestionando fuertemente a los que predican el Reino de Dios desde la opulencia y a costa de los pobres. Es una de las banderas de Medellín y Puebla en su opción por los pobres. El Papa Francisco les dice a los jóvenes que “sean solidarios”, que “hagan lío en las diócesis”, “que peleen por un mundo mejor, que salgan a la calle”. En cambio, desde La Plata, monseñor Aguer, que mantuvo silencio por varios días luego del anuncio de la confirmación de Bergoglio como Papa, cuestiona que los jóvenes participen en centros de estudiantes, le molesta que otros jóvenes opten por la política, le molesta que haya una ley para que en los colegios secundarios se conmemore La noche de los lápices. Se siente más cómodo con aquella iglesia preconciliar, protege a todos los nuevos movimientos de derecha que han surgido en la Iglesia en las últimas décadas, como el Instituto del Verbo Encarnado, los Legionarios de Cristo o el Sodalicio de Vida Cristiana. A monseñor Aguer no le interesa la opción presencial por los pobres, no le interesa que los jóvenes hagan política y participen para lograr una sociedad más justa y solidaria. Cada mensaje del Papa Francisco es una pesadilla para el arzobispo de La Plata. Muchos jóvenes platenses que participan de la Iglesia tomarán como propias las palabras del Papa y “harán lío” en la Diócesis oscurantista de Aguer.

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