domingo, 13 de octubre de 2013

 

ineficiencia petrolera K

Somos, y siempre hemos sido, un país con todos los recursos naturales, los cuatro climas y una extraordinaria potencialidad productiva. Sin embargo, Argentina está cada vez más cerca de importar materias primas, luego de que se revelara que el gobierno nacional analiza comprar crudo a Nigeria, ante la fuerte baja de la productividad local y el aumento de la importación de naftas refinadas. Contradiciendo el objetivo esbozado por YPF de lograr el autoabastecimiento energético en el mediano plazo, la Casa Rosada cedería ante la presión de los empresarios del sector para traer crudo de África por primera vez en muchísimos años. Sin embargo, la controvertida medida, que desmiente las falacias de la “década ganada”, ha generado fuertes tensiones hacia el interior del equipo económico del gobierno, acentuado por la acefalia que atraviesa desde hace días.
Guillermo Moreno, siempre presente en las rencillas internas del kirchnerismo, disputa con Axel Kicillof (viceministro de Economía) por una decisión que traería serios riesgos políticos. En las divisiones internas también tendría peso el ala de Energía, encabezada por Daniel Cameron. Las discusiones se centran, principalmente, en lograr mecanismos que permitan destrabar las importaciones del rubro, encorsetadas en el cepo general que el gobierno le ha puesto a la economía y que se refleja con fuerza en los puertos.

Las empresas petroleras, por su parte, insisten en que quieren importar petróleo denominado Bonny Light, proveniente de Nigeria, cuyas características permitirían aumentar la producción local de naftas y gasoil. Por la ineficiencia de su gestión, y sin ningún chivo expiatorio a quien echarle la culpa, el gobierno K ha visto reducirse su producción de crudo durante la última década, principalmente en los últimos cinco años. Lo insólito es que ahora desde el propio oficialismo se está analizando como saltar las vallas que ellos pusieron, evaluándola posibilidad de importar crudo a través de un sistema de cupos para la importación que se renueven por semestre con la autorización de la comisión. Varios funcionarios del área energética estudian, también, otorgar algún tipo de beneficio fiscal para las empresas. Cabe resaltar que por las importaciones de derivados se fueron, hasta agosto y según cifras oficiales, 5788 millones de dólares. En los últimos años la producción de crudo de Neuquén, principal pulmón petrolero del país, fue en baja. En diciembre de 2008, obtuvo 23.959 metros cúbicos (m3) diarios. Un lustro después, en el último mes de 2012, el promedio mensual de extracción en esa provincia argentina cayó un 26%, hasta los 17.540 m3 diarios. Mientras esto sucede, el gobierno insiste en decir que logrará, algún día, el autoabastecimiento, y sus funcionarios se pelean en la cartera de Economía. Una gestión en crisis y cada vez más dividida, como la sociedad.

Los amigos del poder fueron, una vez más, los primeros en levantar la mano en el nuevo negocio del petróleo. Oil Combustibles, la petrolera de Cristóbal López, fue la primera en "pedir permiso" para comprar crudo fuera del país. El empresario cerró en 2011 la compra de parte de los negocios de Petrobras, entre ellos, la refinería de San Lorenzo, que tiene problemas para asegurarse de petróleo. Luego, y ante la crisis del sector, se sumaron los pedidos. El año pasado, en una reunión en la Secretaría de Energía, Juan José Aranguren, presidente de Shell, propuso una medida similar a la de López. En 2013, finalmente, YPF, ya con Miguel Galuccio al frente, insistió con el pedido. Una de las alternativas que se manejó fue que la compañía expropiada a Repsol trajera un barco de un millón de barriles y luego lo distribuyera entre otras refinadoras.

La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, consideró ayer como “un absurdo” que no exista “un mercado de circulación libre” de productos en el Mercosur, en abierta alusión a las trabas impuestas desde Argentina, al tiempo que defendió el “diálogo” para resolver las diferencias comerciales en el bloque pese a la “terquedad” (como señaló tiempo atrás el presidente uruguayo José Mujica) de la mandataria argentina. "Defendemos una norma del Mercosur para licencias de importación. Nosotros preferiríamos que no hubiese (trabas), pero como el gobierno argentino no está de acuerdo, estamos pidiendo plazos", explicó Rousseff, en particular explicando las trabas que la Argentina impone para un millón de calzados producidos en su país. Además, pese a reconocer que tiene un “firme desagrado” a las medidas impuestas por la Casa Rosada, resaltó que "la mejor actitud a ser tomada es el diálogo" porque el comercio entre la Argentina y Brasil, "es una vía de doble mano: ganamos nosotros al exportar calzado y ellos al exportar automóviles". "Debemos mirar a los vecinos, la importancia de Brasil exige que tengamos esa responsabilidad. Todos los países tienen que tener consenso sobre una cuestión, para que actuemos en conjunto", señaló la mandataria brasileña, y evaluó que la posibilidad de garantizar un mercado de circulación libre de bienes en el bloque regional pasa por la "ampliación de los potenciales consumidores de las producciones de cada país".

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