miércoles, 16 de octubre de 2013

 

Kachivaches K

El triste espectáculo al que estamos asistiendo por estos días en la Argentina, con un vicepresidente a cargo del Poder Ejecutivo que se la pasa diciendo pavadas, y que hace tiempo debería haber dejado el cargo por los graves casos de corrupción que lo involucran, tiene una responsable: la presidenta Cristina Kirchner. La decisión de haber puesto a dedo a Boudou, como candidato a vicepresidente, fue pura y exclusivamente de la primera mandataria, que difícilmente en ese momento no haya estado al tanto de los antecedentes de su funcionario, que había tenido muchos puntos oscuros en sus pasos como secretario de economía del Municipio de la Costa, en la Anses y en el Ministerio de Economía. Poco le importó a CFK. Y es algo lógico que así sea ya que la corrupción, y la consecuente impunidad, forman parte estructural de este gobierno.
Las consecuencias la está pagando el conjunto de la economía. Tener como máxima autoridad política a un personaje oscuro como Boudou, por más que desde el propio gobierno intenten ocultarlo a difundir mínimamente las actividades oficiales en los órganos de propaganda K, lo único que hacen es generar mayor incertidumbre. La necesidad de que haya confianza es un elemento esencial para que funcione cualquier política económica, y es algo que no existe en la Argentina de hoy ante un gobierno que cambia las reglas de juego de forma permanente y premia a los que meten la mano en la lata. No es casualidad que, justamente, el vicepresidente Boudou haya estado en un acto junto al polémico Eduardo Eurnekián, uno de los empresarios que mas se ha beneficiado en los últimos 20 años con las políticas de entrega del menemismo y del kirchnerismo. A partir de a concesión de Ezeiza y Aeroparque, que el menemismo le sirvió en bandeja, Eurnekián fue extendiendo sus negocios y su red de influencias dentro del Estado, al amparo de los distintos funcionarios de turno, especialmente del kirchnerismo, que le abrieron la puerta para quedarse con concesiones viales y un pedazo de Vaca Muerta, el mayor yacimiento de gas y petróleo no convencional que existe en nuestro país. Por eso, lo que podría ser una buena noticia, como el anuncio relacionado con el desarrollo de la nanotecnología en el país (se trata de un campo de las ciencias aplicadas dedicado al control y manipulación de la materia a una escala menor que un micrómetro, es decir, a nivel de átomos y moléculas ) está teñido de sospechas. Difícilmente, pueda salir algo bueno, de una inauguración realizada por Boudou, siendo un emprendimiento llevado adelante por Eurnekián.

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