viernes, 25 de octubre de 2013

 

una de Martin vestiga

Las localidades del interior son más tranquilas que las grandes urbes. Al tener poblaciones menores todos se conocen y eso tiene su parte negativa. En tiempos electorales suceden todo tipo de hechos, comienzan a correr rumores, versiones, entredichos y hasta algunos casos generan más de una carcajada.
Por eso, este año elegí recorrer algunos distritos para ver cómo se desempeñaban las campañas de los diferentes partidos y así llegué a la ciudad de 25 de Mayo, donde me encontré con que el oficialismo, con una Junta Vecinal, proponía a un querido comerciante como primer candidato de su lista. Lo llamativo fue que el elegido no tiene experiencia en política y la estrategia oficial de “gente buena” se fue por la tangente. En una de mis recorridas por el centro de la ciudad, vi salir a Silvano Ortega de su comercio “Kiko”; agarrado de la mano de su mujer, se fue caminando, la imagen era similar a la de dos adolescentes enamorados. Mi atento oído escuchó decir a un vecino que los veía pasear de la mano mientras reía: “Lo que hace la campaña, ‘Kiko’ caminando de la mano con su mujer, ¡cuándo se los ha visto tan melosos!” Días más tarde lo encontré en el bar Carvimar, un lugar de reuniones entre políticos, que se sorprendieron al ver entrar al candidato oficialista como si fuera un habitué. “Mucha ficción, éste no vino nunca acá y ahora aparece como si nada”, se le escuchó decir a uno de los presentes. Cuando me dispuse a averiguar más sobre este candidato, sin consultar a personajes del ambiente porque buscaba fuentes más confiables, me enteré que es tanto lo que le cuesta a “Kiko” este rol de político que, ante una pregunta en una radio local, rompió en llanto. Lo peor es que era una pregunta de fácil respuesta. Parece que el mundo político es ficticio para este candidato.

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