La Plata, Ciudad Generosa

Una joven madre del barrio El Retiro asegura que su bebé de ocho meses de vida falleció como consecuencia de las trágicas inundaciones del pasado 2 de abril en La Plata y solicita que su caso sea reconocido oficialmente por el Estado. La identidad de la mujer se mantendrá en reserva, trabaja en una cooperativa municipal y teme perder su empleo.
Tiene 28 años de edad y una vida cruzada por la pobreza y marginalidad. Vive a la vera del arroyo Pérez, cerca de una faenadora de porcinos que inunda el barrio de olores nauseabundos. Una precaria propiedad de chapa, madera y piso de tierra es su morada, de la que parte todos los días a las 4 de la madrugada para barrer las calles del Casco Urbano platense. La inédita lluvia del 2 de abril la tomó por sorpresa en su hogar. Cuando el agua llegó a la altura de la cuna tomó a sus dos hijos y buscó refugio en un club de la zona donde llegaron mojados. En el lugar “hacía mucho frío”, recordó la mamá de A.G.R, el bebé fallecido. Cuando el agua escurrió, volvió a su casa, pero el frío y la mojadura ya se habían hecho sentir en el cuerpo de la mujer y su bebé. La historia clínica de la criatura detalla que, en los controles médicos previos al 2 de abril, era un niño de peso, crecimiento y madurez neurológica “normal”. Pero tras la mojadura, su salud comenzó a deteriorarse. Sus internaciones y consultas en la unidad sanitaria municipal dan cuenta de ello. El 25 de mayo pasado, a las 4 de la madrugada, su hermana la pasó a buscar para ir a trabajar. Cuando intentó despertar a su bebé, la criatura no respondía a los besos maternos. Llamó a una ambulancia que “nunca apareció” y llegó hasta el Sor María Ludovica a bordo de un patrullero. Lo intentaron reanimar pero todo fue en vano. Lo velaron en un comedor del barrio y lo enterraron en el cementerio platense. Por el traslado a la necrópolis, a su mamá, que vive en condiciones de precariedad extrema, le quisieron cobrar $600. Ahora –cuenta– le paga cada mes $40 “a la que cuida la tumba de los angelitos”.
La joven muestra la foto de su bebé, sonriente y redondo. El 2 de abril “lo tuve que sacar sí o sí bajo la lluvia porque si lo dejaba acá se me moría ahogado”, explica. Y asegura: “A él me lo mató el día del temporal”. El certificado de defunción informa “paro cardiorespiratorio no traumático secundario de neumopatía”. A.G.R no figura en ninguno de los listados oficiales y extraoficiales de víctimas fatales de la inundación que manejan los investigadores judiciales. En el fuero penal casi no tiene chances de ser reconocido. El fiscal Jorge Paolini acotó el listado de cifras entre los días 2 y 8 de abril. Todos los fallecidos por causas directas e indirectas posteriores a esa fecha no serían reconocidos, según la línea de investigación seguida en ese ámbito judicial. La polémica por el criterio de admisión a los listados de víctimas —aparte de aquélla por las irregularidades en el registro de muertes provocadas a consecuencia directa de la catástrofe: personas ahogadas y electrocutadas en la tormenta— está abierta desde un comienzo. Desde el gobierno bonaerense se confeccionó un listado de muertos en base a criterios policiales, pero desde un sector de la Justicia piden que se revea esa situación y se corrija esa situación utilizando criterios sanitarios. En eso está el juez en lo Contencioso Administrativo de La Plata, Luis Arias, quien lleva adelante un voluminoso expediente y se espera que dicte sentencia.

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