miércoles, 18 de diciembre de 2013

 

mudando la biblioteca

Los 27 trabajadores de la biblioteca de la facultad de Humanidad de la UNLP, junto a una gran cantidad de voluntarios que concurren día a día, encararon una tarea titánica: mudar los más de 100 mil ejemplares que posee.
 Divididos en tres turnos reparten las tareas entre quienes con aspiradoras quitan el polvo de los viejos volúmenes, los que separan las obras que efectivamente llegarán al nuevo edificio de los que serán donados, y quienes se encargan del empaquetado al vacío.
Las tareas, que se realizan entre las 8 y las 20, debieran estar listas para principios de enero, cuando la mudadora llegará con sus camiones para trasladar todo al nuevo edificio en el predio donde funcionara el BIM 3, en 122 y 50.
En febrero, cuando se inicie el ciclo lectivo, la nueva biblioteca deberá estar en condiciones.
Para garantizar el cumplimiento de esos tiempos se abrió una convocatoria a voluntarios que fue un éxito. El número varía, pero en las horas con mayor presencia se ha juntado hasta 50 personas colaborando en el segundo subsuelo del edificio de 48 entre 6 y 7. Con mucho cuidado, los volúmenes, muchos de ellos muy antiguos y de páginas amarillentas, son retirados de las estanterías.
Van a manos de dos personas que con sendas aspiradoras retiran el polvillo o la tierra que a lo largo de los años se juntó entre las páginas. El proceso seguirá con quienes arman los paquetes. Usando el mismo material que se usa en los aeropuertos para empaquetar maletas, acomodan cuatro o cinco volúmenes en sólidos ladrillos. “Elegimos este sistema después de investigar cuál era la técnica más adecuada”, explica Mariana Pichinini, responsable del área tecnológica de la Biblioteca
Por eso el trabajo comenzó hace cuatro meses con una doble investigación. Primero para medir el volumen sobre el cual tenían que trabajar, y después para elegir el mejor sistema de embalaje. “Descartamos las cajas de cartón y atar los libros con hilos, porque no son del todo seguro. Con este sistema los volúmenes están más protegidos ante los golpes propios de toda mudanza”, explica Pichinini, y destaca que hay material muy sensible por su antigüedad. Así, sólo los libros que serán descartados de la biblioteca de Humanidad y donadas a otras instituciones, fueron anudados con hilos. Esos ejemplares solos ocupan un aula entera.
El trabajo por delante es mucho todavía, por lo que la responsable de la coordinación cree que estarán buena parte del mes de enero. Buena parte de los estantes de los depósitos ubicados en el segundo subsuelo siguen cargados. Asoman allí colecciones completas de lomos oscuros, de autores de principios del siglo XX, pero también más antiguos. También hay diarios, algunos encuadernados como es el caso de La Nación y La Prensa de los años 60, y otros sueltos, como El Pampero, de los primeros años 40, cuando lo titulares remitían a la Segunda Guerra Mundial. Además de los 100 mil libros la biblioteca cuenta con unos tres mil títulos de revistas, lo que suma unos 18 mil ejemplares, de distintas disciplinas. Lo voluminoso del lugar tiene que ver con la unión de todas las bibliotecas de los distintos departamentos, concretada hace varios años Por eso los voluntarios y trabajadores se organizan en turnos que no superan las tres horas. “Es bastante desgastante y es necesario hacer rotaciones”, dice Pichinini, mientras debate con otra trabajadora cuál es el ejemplar más antiguo del patrimonio. Una vez que terminen de preparar los libros de esos depósitos, el trabajo se extenderá al primer subsuelo, donde están las dependencias con acceso al público y las salas de lectura, que actualmente siguen en uso. La nueva biblioteca espera en el flamante edificio. Ocupará un ala completa en la planta baja de la estructura en “H” con la que fue diseñado, y la mitad del primer piso.

Etiquetas:


Comentarios: Publicar un comentario

Suscribirse a Enviar comentarios [Atom]





<< Inicio

This page is powered by Blogger. Isn't yours?

Suscribirse a Entradas [Atom]