domingo, 16 de marzo de 2014

 

bicicleta K

Al gobierno nacional no se le ocurrió mejor idea que recurrir a viejas recetas económicas para frenar el efecto de la fuerte devaluación del peso y evitar que el dólar siga su descontrolada carrera ascendente. Fue así que recurrió a desalentar la compra de divisas subiendo las tasas de interés para que resulte más atractivo el interés de los depósitos bancarios. Esta estrategia, beneficia sobre todo a los grandes inversores, que reeditaron la llamada “bicicleta financiera”. Sin embargo, afecta al consumo y a los créditos y no resuelve los problemas de fondos: la inflación y el déficit fiscal.
Una política similar se implementó en la década del 80 durante el gobierno de Raúl Alfonsín con el llamado plan Primavera, con el que se buscó evitar que estallara la economía desde septiembre - octubre del 88 hasta mayo del 89, cuando venían las elecciones, lo que terminó después en una hiperinflación.
Según explicó el economista Raúl Cuello a Hoy, después de la devaluación de enero pasado lo que se buscó es “recuperar la competitividad, pero es una cuestión que se mueve por expectativas y se pierde a medida que la inflación no cede”.
En el primer bimestre del año la inflación fue del 10%. En ese sentido, Cuello consideró que “se elimina la presión en el mercado cambiario pero la inflación no baja y hay cuestiones como los subsidios y el gasto público que siguen siendo altos”.
Por su parte, el economista Jorge Colina explicó a nuestro diario que “con la tasa se distrae la presión sobre el dólar para hacer un negocio”, aunque la suba de la tasa es una medida de emergencia que debe entenderse como transitoria, pues “el problema central es el déficit público y en la medida que no se reduzca no se solucionará”.
La política de tasas altas y dólar quieto no solo favorece a sectores concentrados de la economía (ver aparte), a costa de pequeños y medianos empresarios, sino que reduce el consumo y afecta a los créditos. “Se seca la posibilidad de crédito sobre todo para las Pymes porque sube las tasas pasivas y el costo se traslada a las activas y no hay consumo y tampoco hay crédito”, afirmó Cuello.

Según Colina, lo que está pasando es que “se retraen los créditos y ya no hay pagos en cuotas más allá de seis meses, a pesar de que se hacen algunos anuncios que son solo anuncios y promesas”.
Además, la estrategia que hace el gobierno de subir la tasa de interés para planchar el dólar patea el problema para más adelante, pues genera que el Banco Central tenga que pagar cada vez más intereses. A su vez, según afirmaron especialistas, con el stock de deuda de corto plazo que tiene el BCRA, hay unos $43.000 millones en el año.
“El problema no es de donde salen los fondos sino el déficit en las cuentas públicas porque mientras haya déficit habrá que buscar fondos y eso obliga a tener que recurrir a la Anses”, agregó Cuello.
“Cuando se tenga que efectivizar la tasa va a venir el problema y esto recién comienza y va a ser cada vez mayor, porque todo depende de cuánto va a ser la emisión monetaria y de cuánto la absorción del banco central pagando estas altas tasas”, se preguntó Colina.
En el primer mes del año se contabilizó una suba en los depósitos del orden del 4,2%, encabezada por aquellas colocaciones de menor monto. Pero, con los datos correspondientes al cierre de febrero, se conoció que el alza en plazos fijos fue liderada por inversores mayoristas (muchos amigos del poder político), con colocaciones superiores al millón de pesos, que crecieron un 5,2%, frente a las de minoristas, que subieron un 3,4%. Es decir que, a partir del análisis de las cifras, surge que las empresas amigas del poder político fueron las primeras que aprovecharon el nuevo escenario de altas tasas y dólar quieto post-devaluación. "El BCRA le está ofreciendo a las entidades tasas de interés superiores al 27%. Esto genera un efecto derrame hacia los clientes minoristas, ya que pueden acceder a plazos fijos con un rendimiento promedio del 22%", afirmó el economista Ramiro Castiñeira, de la consultora Econométrica.
A partir de los primeros números, los bancos muestran que los saldos de los plazos fijos treparon casi un 9%, finalizado el primer bimestre del 2014.
La estrategia del Gobierno nacional consiste en que el Banco Central recurra a las licitaciones de Letras (Lebac) para inducir a los bancos a que las compren. Así, logra retirar pesos del sistema y reduce la liquidez.
Sin embargo, el efecto secundario es que ante esa menor liquidez, las entidades se ven obligadas a subir lo que pagan para captar nuevos depósitos.
“En ese período cabe esperar cierta escasez de divisas y alta inflación, por lo que la disyuntiva del Central pasará por devaluar nuevamente o no", analiza el economista Francisco Gismondi, de la consultora Empiria. "Si el BCRA devalúa más, deberá elevar las tasas para que la gente se quede en pesos y no se vaya al dólar", concluye.


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