sábado, 15 de marzo de 2014

 

el peligro de YPF en la region

Un nuevo incendio en la refinería de YPF ubicada en Ensenada volvió a poner en vilo a la región, haciendo recordar lo sucedido el 2 de abril del año pasado, cuando un siniestro en la planta de carbón de coque estuvo muy cerca de convertirse en una catástrofe histórica.
En esta ocasión, en horas de la madrugada de ayer, se produjeron fuertes explosiones que terminaron desencadenando una intensa combustión en una senda de las cañerías del complejo industrial.
Según explicitaron desde la compañía, no se produjeron heridos y “la situación se encuentra controlada”.
"El fuego fue extinguido rápidamente con la actuación de la Brigada de Incendios de la Refinería y la participación de Bomberos de la Prefectura Naval y Bomberos Voluntarios de Ensenada y de Berisso", señalaron desde la petrolera. Fue un claro intento de minimizar los hechos. El problema es que la realidad, una vez más, se impone ante las estrategia del ocultamiento. Lo mismo ocurrió durante el incendio del 2 de abril, cuando desde la empresa se intentó ocultar el real impacto de lo ocurrido, en momentos en que prácticamente todas las dotaciones de bomberos de la región estuvieron destinadas a la destilería para intentar controlar lo sucedido en la planta de carbón de coque. ¿El resultado? Hubo una notoria ausencia de bomberos y rescatistas mientras, en distintos puntos de la ciudad moría gente ahogada.
Por su parte el Organismo Provincial para el Desarrollo Sostenible (OPDS) informó que realizará una inspección integral de la zona, donde tomará muestras y mediciones para determinar el posible riesgo o daño ambiental.

Ahora bien, a esta altura de los acontecimientos, no puede atribuirse este tipo de siniestros a casualidades o cuestiones climáticas como intentó hacer el gobierno durante el imponente incendio ocasionado durante las últimas inundaciones.
A las claras puede percibirse que los sistemas de prevención y seguridad del establecimiento no se han modificado respecto a la política de vaciamiento producida por Repsol, con aval del kirchnerismo.
En ese marco, especialistas en la materia dialogaron con Hoy y alertaron sobre la posibilidad de que este tipo de incendios se repita a futuro.
“La situación de la refinería es muy mala porque lo que no se puede hacer es entrar con bomberos voluntarios. Las brigadas no están armadas con lo cual hay errores de operaciones. La época de la YPF estatal tenía como 40 personas por turno y ahora se ve que no hay”, indicó Gustavo Callejas, quien fuera subsecretario de Energía durante el gobierno de Raúl Alfonsín. Además aseguró que “ (el CEO de YPF, Miguel) Galuccio no se hace cargo de la situación”, y que existen “graves fallas en el manejo de la refinería”.
En conclusión, los hechos están demostrando lo que tantas veces se anunció en nuestro diario: la falta de inversiones, la corrupción y los negociados oscuros hacen que la región esté en peligro.
Las consecuencias de la privatización
Los incendios en la refinería son consecuencia directa del saqueo que viene sufriendo YPF desde el mismo momento en que se consumó la privatización. Carlos Guanciarrosa, máximo referente de la Mesa Coordinadora de extrabajadores de YPF y Petroquímica General Mosconi, sostuvo a nuestro diario que este tipo de siniestros son “sistemáticos y cíclicos”.
“En su momento denuncié que redujeron las guardias mínimas. El problema también se originó a partir de que se privatizaron los sectores de mantenimiento, ya que estos son parte de la brigada de incendio. La brigada de incendio actúa en el momento mismo de los desperfectos para que el incendio no tome identidad. En la actualidad no les queda otra que esperar que acudan los bomberos”, aseguró Guanciarrosa a Hoy, y además recordó que durante los sucesos del 2 de abril se terminó inundado la planta “porque no se trabajó sobre la emergencia”, ya que “no hubo operadores de planta”.
Por otra parte, señaló que la situación puede volver a repetirse “si no se revierte la reducción de los operarios que hicieron en su momento” y no se modifican los “dos turnos de doce horas que deben cumplir los empleados”, ya que “en una destilería de esta magnitud, la carga horaria termina afectando la capacidad de operar de los trabajadores”. “Las horas mínimas de trabajo son turnos de 8 horas. Acá se pone la rentabilidad por sobre la seguridad del lugar y de las personas”, concluyó el expetrolero.



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