martes, 4 de marzo de 2014

 

espuma en meridiano V

La ciudad cambia de pronto su fisonomía cuando uno atraviesa la avenida 66 camino al sur. El tránsito se hace denso y por la vereda van y vienes familias enteras. Los que van lo hacen con expectativa en el rostro y ropas secas. Los que vienen tienen la sonrisa instalada, el pelo con restos blancos y la prendas húmedas. Algunos tal vez aún conserven en la mano un tubo azul, fuente de toda alegría y arma indispensable para ingresar a la zona del playón de 17 y 71, donde una verdadera batalla campal se lleva a cabo. Es Carnaval, y La Plata lo vive intensamente en la zona de la vieja estación. La joven costumbre que amenaza con convertirse en tradición, se repetirá este martes de cierre del feriado.

A dos cuadras del epicentro ya están instalados los primeros puestos de venta de aerosoles, sin duda el negoción de la tarde. A razón de 20 pesos la unidad o 50 los tres, el ensenadense Oscar Martínez, y tantos otros, hacen su propio carnaval ganando unos pesos extras. El hombre está desde el mediodía, y a las 18 ya había vendido 30 packs de 12 unidades cada uno. Es decir unos 360. Saque cuentas si quiere saber cuánto facturó, pero proyecte el monto durante tres o cuatro horas más, tal vez las más intensas.
A esa altura, en 18 y 71, ya se hace notar la periferia de los combates más intensos. Es imposible salir ileso y no importa que el atacante no conozca al atacado. Hay un código, una cuestión implícita, que derriba inhibiciones. Así, una señorona muy aseñorada podrá mirar de frente al muchacho que viene anotador en mano, y sin decir espuma va, descargará el chorro blanco que cubrirá el rostro sorprendido de su víctima. O un niño será festejado por su padre cuando pase corriendo junto al fotógrafo para cubrirle su herramienta con el producto en cuestión. No vale enojarse.

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