sábado, 22 de marzo de 2014

 

tiburon blanco ( parte uno)

Cada pueblo, cada región tiene sus cuentos, sus relatos y sus leyendas urbanas. El Pombero, La Llorona, el Viejo de la Bolsa, el Petiso Orejudo han llenado de terror las noches de generaciones de niños que no quieren tomar la sopa. Y Necochea, la ciudad del Wind Surf, la de las playas del suave, declive tiene la leyenda del Tiburón Blanco.
Juanjo era una joven promesa de la política necochense. En los albores de la democracia y de la mano del querido ex intendente Coco Taraborelli, ingresa por la puerta grande. Sus cualidades militantes lo elevan al cargo de secretario de Gobierno de una gestión que por muchas buenas razones haría historia en Necochea.
Conocido por responder a sus instintos y sus fuertes pasiones,
el joven funcionario ensalzado por el poder pronto perdió todo decoro y fue leyenda con el mote de “Tiburón Blanco”, ya que “cada tanto se come un hombre”, aunque en la actualidad prefiere que le digan “el delfín de Sergio Massa”, político a quien responde en la actualidad.
La vieja guardia peronista necochense cuenta con cierta picardía y con detalles cada vez más picantes, los episodios que dieron origen a la Leyenda del Tiburón Blanco. “Una madrugada, un agente de tránsito me vino a buscar muy preocupado y me dice que Juanjo tuvo un accidente, si lo puedo acompañar. Por supuesto que fui con él y cuando llego a la escena del crimen me lo encuentro discutiendo muy ofuscado con personal policial. Saliendo del Mesón, prostíbulo histórico de Necochea en un Taunus, vehículo oficial del Municipio se choca con una ambulancia que transportaba un paciente al Hospital Municipal”, recuerda un ex funcionario.
La anécdota no hubiese pasado a mayores y seria recordada como gajes del oficio de un pirata de no ser que en el asiento de atrás iba escondido Arnaldo, un conocido travesti que por esa época no dejó títere con cabeza.
Como la historia del Pombero que va adquiriendo cualidades malignas en el boca en boca, la leyenda urbana del Tiburón Blanco deja revelar algún detalle bizarro a medida que los protagonistas van haciendo memoria.
“¿Sabías que Juanjo tiene la colita de plástico?”, pregunta una compañera, “un día estaba de fiesta con una chica de la noche y un travesti hermoso, bien dotado y en el ardor del deseo al travesti se le fue la mano y la joda terminó en el hospital con desgarro de esfínter”.
Después de estos hechos, Juanjo renunció a la Secretaría de Gobierno y emigró a La Plata donde su carrera política despegó pero no abandonó las mañas. Formó parte del selecto y famoso “Grupo Gay” que solía acompañar a Julio Alak y que tenía como punto de reunión una quinta ubicada en las afueras de la ciudad capital.
Seguramente algún empleado memorioso de la Legislatura bonaerense recuerda el vozarrón del Negro Etchenique que en la década de los noventa advertía “guarda que te ensarta”, al paso de Juanjo por los pasillos del Senado Provincial.
Esta historia continuará…

Etiquetas: , ,


Comentarios: Publicar un comentario

Suscribirse a Enviar comentarios [Atom]





<< Inicio

This page is powered by Blogger. Isn't yours?

Suscribirse a Entradas [Atom]