domingo, 18 de enero de 2015

 

Una de superheroes

Las luces rojas debieron encenderse con el sorpresivo recambio en la ex SIDE. Algo estaba gestándose en la oscuridad del poder. Quizás el movimiento de piezas de la Presidenta fue el primer acto reflejo, aunque tardío. No hay otra forma de entender la sorpresiva denuncia del fiscal Nisman por “encubrimiento” en la causa AMIA. Una compleja trama de espías y superhéroes.
Si algo puede rescatarse de la bruma de la imputación es que nada resultó casual. Nisman presentó su denuncia en plena feria judicial, una semana después del atentado en París y ante la oficina de Ariel Lijo, el juez de la causa Ciccone. Explicó, aunque no de manera muy cristalina, que se trataba de una coincidencia. Enfrentado a Canicoba Corral y a los familiares de las víctimas, que le desconfían, el fiscal se cortó solo y pasó engrosar la fila de aquellos hombres del Poder Judicial que ya no se inclinan por el calor del poder.
El reflejo que sí puede haber tenido efecto fue la advertencia a Servini de Cubría, que no habilitó la feria por la falta de “elementos probatorios” en una imputación de semejante magnitud. Tiene un comportamiento oscilante la jueza. Esta vez jugó para el Gobierno. Nisman deberá presentar ahora sus pruebas en el Congreso, donde el kirchnerismo lo esperará con los “tapones de punta”.
Es más: mientras el oficialismo reclama que la reunión sea a puertas abiertas, la oposición pide reserva para que el verborrágico fiscal pueda explayarse con soltura sobre los fundamentos de la investigación que lo llevó a imputar a la Presidenta, el canciller Timerman y los dirigentes Andrés “Cuervo” Larroque, Luis D’Elía y Fernando Esteche.
El silencio de Cristina Kirchner también es momentáneo. Cuando baje la espuma y se conozcan todas las cartas, vendrá la contraofensiva. La Presidenta conoce como pocos la causa AMIA. No cuesta mucho imaginar su diatriba en el próximo discurso ante la Asamblea Legislativa, que será el último de su gestión. Para entonces el Gobierno estará más armado.
Las excusas de Timerman se centraron más en la defensa cerrada de la Presidenta que en la de su propia figura. El resto de los imputados ha guardado un llamativo silencio, con la excepción del inefable líder de Quebracho. Quizás esperen las instrucciones aún no emitidas desde Olivos.
Quien puso blanco sobre el negro desde el minuto uno fue Aníbal Fernández, conocedor del manejo diario del poder y de los vasos comunicantes entre la Rosada y la ex SIDE. Ya en horas del mediodía del miércoles, cuando se conoció la noticia, atribuyó la denuncia al desplazamiento de Jaime Stiusso de la Secretaría de Inteligencia. Lo siguieron Randazzo y Capitanich, entre otros.
El secretario general de la Presidencia recordó reuniones con Nisman a las que el fiscal acudía acompañado de Stiusso, un hombre de carrera en el edificio del Señor 5. Se advierte una interna de dimensiones en ese organismo siempre inasible; la arquitectura de la defensa de la Presidenta recuerda más a la teoría del iceberg: lo que se ve es apenas una parte mínima.
La puja con el Poder Judicial alcanzó ahora su momento de mayor tensión. Cuando parecía que nada iba a superar al escándalo de Ciccone, Nisman apuntó directamente a la Presidenta. Dice tener escuchas que la involucran, pero el propio Canicoba Corral advierte sobre las “irregularidades” de esa investigación. Por el momento el suspenso favorece a la parte acusatoria, a la que se plegó una porción de la oposición. El resto quiere conocer las pruebas.
¿Qué puede esperarse de la reunión del lunes en la Cámara de Diputados? Un encuentro maratónico plagado de declaraciones efectistas y golpes entre los cronistas. Todavía no está claro si será una exposición abierta o a puertas cerradas. Cada uno pujará por que el agua vaya para su molino. Acaso haya demasiados para cualquier espíritu quijotesco.
La pelota quedó del lado de Nisman, que redobla la apuesta en cada oportunidad. Si bien reviste de una gravedad que no puede dejarse de lado, hay serias sospechas de que la imputación, como todo lo sólido, se desvanezca en el aire. Nuevos tironeos de año electoral en una causa que ha sido manipulada demasiadas veces. Le puso palabras el diputado de izquierda Alejandro Bodart: “En un mes, esto podría quedar en la nada”.

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