sábado, 14 de febrero de 2015

 

Alea Jacta Est

En política, se suele decir que a la suerte hay ayudarla, y más cuando los planetas se alinean de forma tal que avizoran un inminente cambio de época. En ese sentido, la rueda de la fortuna de la política que en algún momento giró para beneficiar a Néstor Kirchner cuando era poco más que un desconocido – gobernador de una provincia aislada y despoblada- y le permitió llegar a la Casa Rosada, ahora parece estar abandonando a su esposa. Y esto no es producto de la casualidad o de un castigo divino: es el resultado lógico del cúmulo de errores y desaciertos que viene acumulado este gobierno, sumado a la ausencia de la materia gris que es necesaria para saber ver cuál es el lugar que ocupa y debería ocupar la Argentina en el escenario geopolítico mundial.
Una clara muestra de que la situación judicial y política del gobierno nacional se vuelve cada vez más difícil se registró ayer cuando la presidenta Cristina Fernández quedó formalmente imputada por el supuesto encubrimiento de iraníes en la investigación sobre el atentado a la AMIA. De esta manera, la jefa de Estado terminó una semana para olvido, que incluyó su poca afortunada frase “ellos prefieren el silencio” para intentar descalificar a los ciudadanos que, el próximo miércoles, movilizarán masivamente en todo el país ante la indignación que genera la misteriosa muerte del fiscal Alberto Nisman. Con su soberbia y total falta de criterio, la presidenta no hizo más que incentivar a que la marcha del miércoles sea aún más multitudinaria de lo que en un primer momento se había previsto.
En rigor, tal como lo venimos plasmando desde hace varias semanas en las páginas de nuestro diario, hay factores de poder antinacionales que han determinado que ni Cristina ni ninguno de sus aplaudidores ya les resulta confiables, como si sucedió durante la mal llamada década ganada, cuando el saqueo del patrimonio nacional y de la corrupción estructural se incrementaron como nunca antes. Esto es producto de la indefensión extrema, siendo la herencia maldita que nos dejará el kirchnerismo. La indefensión significa no tener fuerzas armadas sanmartinianas, ni burguesía nacional ni un sistema productivo que genere trabajo genuino. Son todos elementos constitutivos del ser nacional, que hoy están ausentes.
En ese contexto, el hecho de que la presidenta esté imputada por encubrir el peor atentado terrorista en la historia argentina, sumado al hecho de Amado Boudou es el primer vicepresidente de la historia que fue procesado en ejercicios de sus funciones, es muestra muy clara de que el ciclo político de los K está agotado y no podrá sobrevivir mas allá de diciembre.
La imputación de la Presidenta se conoció por decisión del fiscal Gerardo Pollicita, quien analizó la presentación de Nisman, de casi 300 páginas. El funcionario judicial, titular de la Fiscalía Nacional en lo Criminal y Correccional Federal N°11, firmó un requerimiento para que se tomen varias decenas de medidas de prueba. El dictamen quedó en el juzgado federal N° 3, Daniel Rafecas.
En la causa también quedaron implicados el canciller, Héctor Timerman, el diputado Andrés Larroque, el dirigente Luis D'Elía y el líder de Quebracho, Fernando Esteche. Todos ellos, según Nisman, siguieron un plan operado por Cristina Kirchner para encubrir a un grupo de iraníes y desviar la investigación por la voladura de la mutual judía.
El miércoles 14 de enero, Nisman, quien era el titular de la Unidad Fiscal AMIA, presentó su denuncia por "la existencia de un plan delictivo destinado a dotar de impunidad a los imputados de nacionalidad iraní acusados en dicha causa (AMIA), para que eludan la investigación y se sustraigan de la acción de la justicia argentina, con competencia en el caso". Pollicita ayer consideró que la denuncia del fiscal fallecido debía investigarse. Y aclaró que la imputación es por "encubrimiento agravado", ya que se trata de funcionarios públicos.
"El encuadre legal prima facie aplicable, sin perjuicio de lo que resulte del trámite del sumario y de los nuevos elementos que puedan incorporarse a la causa, es el de encubrimiento por favorecimiento personal agravado por la especial gravedad del hecho precedente y por la calidad de funcionarios públicos para aquellos que reúnen tal condición", señala la imputación de Pollicita.
La operatoria que develó Nisman consistía en que la Presidenta hablaba con un agente de la ex SIDE de su confianza o con "el Cuervo" Larroque y que éstos ponían en conocimiento de D'Elía o Esteche esas órdenes. Y D'Elía las comunicaba al supuesto agente iraní Alejandro Yussuf Khalil, que llamaba por teléfono a Irán a Mohsen Rabbani, uno de los prófugos del ataque.
Nisman escribió que Cristina negoció levantar las acusaciones contra Teherán para poder comprarle petróleo barato a cambio de granos y para eso acordó montar una pista falsa en la que se acusara a grupos "fachos locales", de modo de fabricar la inocencia de Irán. Incluso se habló de que Irán comprara armas. En definitiva, si bien queda un largo proceso judicial, el hecho de que el fiscal haya dado el puntapié inicial para investigar a fondo lo que denunció Nisman, pocos días antes de morir, pone al kirchnerismo entre la espada y la pared. No solo en el plano interno, con gran parte de la sociedad dispuesta a reclamar en la calle que no se consagre la impunidad, sino también en el escenario internacional donde grandes potencias seguramente no se quedarán con los brazos cruzados ante un gobierno que, además de haber querido pactar con Irán, ahora permite que se instale una base militar de los chinos en la Patagonia.
Sabiendo las consecuencias que tendría la imputación de Cristina Kirchner, desde el Gobierno salieron a defender su gestión. "Es una maniobra de desestabilización democrática", afirmó el secretario general de la Presidencia, Aníbal Fernández. Y consideró que la imputación "no tiene ningún valor, ni importancia" en términos judiciales, pero que provocaría "estrépito" en la sociedad.
Como si fuera poco, horas más tarde, Aníbal Fernández –tristemente célebre en los años ´90 por haber escapado en el baúl de un auto para no ir preso- incurrió en una nueva provocación. Concretamente, volvió a descalificar la marcha del “18F” al señalar que algunos convocantes son "narcos" y "antisemitas".


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