viernes, 21 de agosto de 2015

 

la nerona vive en una burbuja

Con todo el respeto que merece la investidura presidencial, luego de la cadena nacional que anoche encabezó la presidenta Cristina Kirchner, hay que preguntarse: ¿la primera mandataria es cínica o tiene un grave problema de comprensión de la realidad? Cada lector podrá sacar sus propias conclusiones, pero lo que resulta irrefutable es que el discurso que pronunció incluyó tantas mentiras que aterran.
Celebrar con bombos y platillos como hizo Cristina el hecho de que el INDEC informara una baja en el desempleo, cuando ese indicador es realizado por un organismo intervenido por el kirchnerismo desde hace 8 años, desplazando a todos los profesionales de carrera, y que para colmo se llega a esa conclusión afirmando que no existe desempleo en Chaco -una de las provincias más pobres del país-, es algo que no resiste el menor análisis. Lo más grave es que, acto seguido, CFK intentó despegarse de Lázaro Báez, afirmando que no la une con el empresario patagónico -acusado de ser testaferro de la familia presidencial- ninguna relación de amistad. Y enumeró una serie de contratistas que, supuestamente, recibieron mucho más dinero que Báez para hacer obra pública en distintos lugares del país.
Ahora bien, si supuestamente no tienen ninguna relación con Lázaro, por qué el empresario le alquiló gran parte de las habitaciones de su hotel de lujo en El Calafate que nunca se ocuparon. ¿No es acaso una típica maniobra de lavado de dinero? A su vez, si sus negocios son tan transparentes: ¿por qué no blanquea el domicilio real de la firma Hotesur, que integra su hijo (Máximo Kirchner), su sobrina (Romina Mercado) y de la cual también formó parte el propio Báez?
Recordemos que gracias a la relación con Néstor Kirchner, Lázaro Báez pasó de ser empleado bancario y de manejar un Falcon modelo 1972, a convertirse en el mayor contratista de obra pública de Santa Cruz.
Como si todo esto fuera poco, a raíz de las críticas que recibió en los últimos días, la primera mandataria comenzó a revolear números sobre supuestas inversiones en obras hidráulicas en la provincia de Buenos Aires para combatir las inundaciones, especialmente en La Plata (ver La mentira de las obras hídricas en La Plata). Un simple repaso de lo que ocurrió en las últimas dos semanas echa por tierra cada una de las afirmaciones de la primera mandataria. “Hay más de quinientas obras en materia hídrica", dijo la Presidenta, sin ponerse colorada. La realidad es que la infraestructura para combatir las inundaciones nunca fue una prioridad del gobierno K. Por eso, para montar Tecnópolis, una feria que sirve como mecanismo de propaganda oficial, no tuvieron mejor idea que meter mano en los recursos del Fondo Hídrico.
CFK también salió a cuestionar a los políticos opositores que salieron a recorrer las zonas inundadas. “Disfrazarse de día de lluvia e ir a juntarse con los pobres es obsceno”, dijo la primera mandataria, que parece sufrir amnesia. Pero ella misma, luego de las inundaciones de 2013 en La Plata, se calzó un par de botas relucientes –recién compradas- para venir a nuestra ciudad a avalar el manejo monopólico que hacía La Cámpora de la ayuda social otorgada como consecuencia de la catástrofe. Lo ocurrido podría haber sido mucho peor de no haber sido por la valentía de los bomberos que ese mismo 2 de abril lograron controlar el incendio registrado en la refinería que tiene YPF en Ensenada, cuyas instalaciones -dos años después del siniestro- sigue padeciendo la misma falta de inversiones.
Al igual que en 2013, cuando Cristina aprovechó su visita a La Plata para entregar un subsidio millonario a una clínica (el Hospital Español), cuando a pocas cuadras hay hospitales públicos que se caen a pedazos, CFK ayer también anunció un subsidio –con fondos del Estado- para el Hospital Austral de Pilar. Se trata un sanatorio privado, regenteado por el Opus Dei, es decir, por la institución religiosa de la Iglesia Católica con mayor poder político y económico en el mundo. Así como defendió la ayuda al Español, diciendo que se había atendido en ese nosocomio cuando se cayó de su bicicleta siendo una niña, CFK recordó que en el Hospital Austral le realizaron la operación para extirparle la glándula tiroides que, cabe recordar, nunca debería haberse concretado ya que nunca encontraron el tumor que supuestamente padecía.
Cada una de las afirmaciones de Cristina eran festejadas por los habituales aplaudidores, y también por varios gobernadores que ayer pasaron por el besamanos presidencial para agradecer el hecho de que se prorrogó, por enésima vez, el pago de los vencimientos de las deudas que tienen las provincias con el Estado nacional. En rigor, la dádiva K no constituye beneficio alguno. Por el contrario, es la muestra cabal del centralismo que caracteriza al kirchnerismo que se queda con el 74% de los recursos nacionales y sólo coparticipa una pequeña parte a las provincias.
En primera fila, disfrutando del espectáculo, se lo vio sonriente al titular de la AFIP, Ricardo Echegaray. Se trata del responsable de ejecutar este sistema impositivo perverso, que castiga y persigue al que produce y genera trabajo. Echegaray, tal como viene reflejando Hoy, es uno de los garantes de la impunidad K, haciendo la vista gorda –desde la AFIP- ante el crecimiento exponencial que ha tenido el patrimonio de la familia presidencial.
En definitiva, una vez más, todo quedó entre amigos.


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