sábado, 5 de diciembre de 2015

 

chau garka

Con más penas que glorias, Pablo Bruera se va de la Municipalidad finalizado su segundo mandato y después de una importante e inapelable derrota en las urnas. Aunque su gestión duró ocho años su paso parece más fugaz que el tiempo transcurrido entre diciembre de 2007 y diciembre de 2015.
Vale la pena un poco de historia sobre su llegada al Palacio de calle 12. Después de los convulsionados días del 2001, uno de sus mentores, - Raul Kraiselrburd – probablemente el más importante, se había encontrado con Eduardo Duhalde en Punta del Este para pedirle que le diera una oportunidad a Pablo Bruera, ya que el Municipio de La Plata necesitaba oxigenarse.
La historia fue contada varias veces por el propio Bruera y allegados. Por aquellos días el director del diario El Día había pasado de la buena relación al enfrentamiento más duro con el Intendente Julio Alak y había elegido un sucesor para “su” ciudad. Duhalde prometió el apoyo. Nacía el “Bruera es agosto” y las caminatas timbreando casa por casa.
En el 2003 Pablo tuvo su primer oportunidad para competir por la Intendencia y enfrentó a Alak, pero perdió y Julio obtuvo su cuarto mandato consecutivo, aunque con un desgaste importante sobre su espalda y abriendo un futuro promisorio para el joven challenger.
Cuatro años después, en el 2007, con un armado político mejorado y con buen nivel de conocimiento en el electorado, Bruera volvió a la carga, pero ya no dependía del apoyo de Duhalde. Gobernaba el matrimonio Kirchner y Cristina Fernández, quien era la candidata a Presidente, no confiaba en la “promesa platense”.
Los Bruera apurados y con el temor de tener que ir con una lista corta por fuera del FpV, solicitaron ayuda extra. Una intermediario oportuno logró el sí del matrimonio que le permitiera a Bruera tener su boleta colectora junto con la de Carlos Castagneto y “la oficial” de Alak. Como sería una constante de su conducta, los Bruera no fueron agradecidos con el intermediario.
En las elecciones, contando entre sus filas con el gremialista Carlos Quintana e importantes políticos locales, la lista de Bruera se impuso a la de Alak por 26% a 21% y Pablo logró su ansiado premio.
El inicio del mandato contó con mucho apoyo mediático, un gabinete más familiar y empresario que político y algunos aciertos de ocasión que contrastaban con la desgastada gestión de Alak. El presupuesto participativo, correcciones y ordenamiento del tránsito y del transporte y un poco de mantenimiento urbano sostenían la gestión.
Con el paso de los días los Bruera tomaron también el control del PJ local y con más poder acumulado, fueron dejando de lado poco a poco a quienes los ayudaron a llegar. Las palabras malagradecido o traidor se hicieron comunes. Hasta el propio Néstor Otero, el empresario adjudicatario de la terminal ferroautomotor de La Plata dice a quien quiera escuchar “yo los ayudé cuando no tenían nada. Financié el inicio de su campaña. Lo único que recibí fueron extorsiones para negociar el cambio de lugar de ferroautomotor y negociados inmobiliarios. Lo eché a él y al mandamás de La Plata de mi haras”. (Haras Dilú ubicado en la localidad de Abasto – La Plata)
Pronto también comenzaron a aparecer las desprolijidades. La “municipalidad paralela” fue el primer episodio crítico de corrupción que signó la gestión. Alfredo Hernán Bracco, 38 años, ex compañero de Mariano Bruera en la Universidad, aseguraba que cobraba dinero en negro, apretaba concesionarios, armaba licitaciones, percibía sueldos en beneficio de empleados que nunca se enteraban y hasta se tuteaba con mesas de dinero y financieras con cheques de terceros. Bracco quien luego se pelearía con Mariano y radicaría una denuncia en la Justicia penal platense el 29 de octubre de 2008, jamás fue citado a declarar por la Fiscalía de Delitos Complejos.

El 2009 sería un año de quiebre para los Bruera. Por un lado se lanzaban a armar una línea provincial con la idea de integrar una fórmula provincial y por el otro se acercaban a Néstor Kirchner para obtener bendición. Pero el conflicto con el campo los hizo “recular” y pasaron de querer estar al lado del matrimonio presidencial a estar lo más lejos posible. Así fue como que en una visita de Néstor Kirchner a La Plata, lo “escondieron” de toda noticia y lo llevaron a caminar por el paredón de avenida 52 entre 131 y 133. Kirchner se fue furioso con la sinuosa conducta de los Bruera y le dijo a un dirigente cercano “esta no la perdono”. Pero Néstor falleció al año siguiente.
La muerte de Néstor Kirchner presentaría nuevos interrogantes al bruerismo. El primero sería concurrir a su velatorio y que le permitieran ingresar. Un hombre de La Plata cercano al Secretario General de la Presidencia Oscar Parrili les posibilitó ingreso a Casa Rosada y casi al trote Pablo pasó por al lado del féretro tapado.
La sanción del nuevo Código de Ordenamiento Urbano generó áreas grises de aplicación y posibilitó la discrecionalidad más absoluta para que el Ejecutivo fomentara grandes negocios inmobiliarios. La construcción indiscriminada de edificios y los loteos para countries y barrios privados se convirtieron en una opción de negocios.

El empuje oficialista en las elecciones del 2011 los llevó a retener el municipio por cuatro años más. Los funcionarios, casi los mismos de siempre y la política idéntica, muy poco de poco, pero eso si, cada vez más concentración de poderes y facultades en el círculo íntimo bruerista. El único cambio importante fue que cada vez había más cooperativas. La protección mediática siguió igual.
Pero el fatídico 2 de abril del 2013 cambiaría el rumbo político y la situación de la Municipalidad. No fue sólo la inundación, que en la práctica se convirtió en el catalizador de otras cosas que venían sucediendo. La basura, la venta ilegal callejera, la noche y sus manejos, el desastre del tránsito, la promesa incumplida de mejorar el transporte, el apriete a los contrarios y a los propios y el sello distintivo de la promesa/mentira como forma de solución para casi todo. El tweet de aquella noche trágica destino definitivo. Luego vendría la derrota contundente en las elecciones legislativas del 2013 como antecedente de lo que sucedería en el 2015.
Pero todavía había más. Como consecuencia de los negociados con la relocalización de lotes para los planes PROCREAR la justicia allanó por primera vez en la historia varias oficinas y despachos de la Municipalidad.
El final fue acelerando los procesos de deterioro. Inseguridad, robos a las propias cooperativas justo los días de pago y tres asaltos al contador municipal Néstor Yalet, muertos por ausencia de elementos de seguridad laboral, etc.
La derrota electoral aún con el apoyo y el voto de aquellos que los denostaban, como las agrupaciones juveniles de La Cámpora y otros sectores locales del FpV dieron el último empujón al abismo administrativo municipal.
Con una transición caótica, desde falta de pago a proveedores, recolectores de basura, empresas de transportes y cooperativas que se acercan a una suma de 500 millones de déficit.
La platenses recordarán el apellido Bruera pero detrás también los Campanaro, Sturzzeneger, Sette, Yalet, Rodríguez, Martínez y otros.


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