jueves, 14 de abril de 2016

 

rejunte de prontuarios

Tras cuatro meses donde se refugió en el anonimato de su mansión de El Calafate, la expresidenta Cristina Kirchner regresó esta semana a Buenos Aires para presentar ayer en Comodoro Py un escrito ante el juez federal Claudio Bonadio por la causa del dólar futuro, y luego dar un extenso discurso cargado de las típicas falacias del relato K.
La ocasión fue el pretexto ideal para que una serie de impresentables del universo kirchnerista -que tienen prontuarios más que currículums sobre sus espaldas-, se hicieran presentes para marcar su “apoyo” a CFK y reaparecer mediáticamente en un ambiente propicio para no recibir el escarnio público de una sociedad que los aborrece.
Haciendo uso del dicho popular que afirma “que le hace una mancha más al tigre”, los representantes del pensamiento K quisieron tomar el día de ayer como un relanzamiento del espacio político de cara al 2017, teniendo a la ex mandataria como su jefa política.
Fieles prototipos de la violencia kirchnerista hacia aquellos que osaban pensar diferente a ellos, se pudo ver en los alrededores de Comodoro Py, a cuestionados personajes como Aníbal “La Morsa” Fernández, el exministro de Planificación Julio De Vido, el exSecretario de Comercio Interior Guillermo Moreno y al líder piquetero Luis D’Elía.
El exjefe de gabinete es un personaje con comprobados vínculos con el submundo del narcotráfico, y está denunciado ante la Justicia por la posible autoría intelectual del Triple Crimen mafioso de General Rodríguez, que concluyó con la vida de Sebastián Forza, Leopoldo Bina y Damián Ferrón.
Julio De Vido no solo está acusado por sobreprecios, sobrefacturaciones y distribución discrecional de la obra pública en sus 12 años junto a Néstor y Cristina Kirchner, sino que además está investigado en Brasil por el supuesto cobro de sobornos en la causa que tiene a Dilma Rousseff al borde de la destitución, como lo es Petrolao.
Guillermo Moreno y Luis D’Elía, son fieles representantes del patoterismo y de la intención de querer imponer sus ideas por la fuerza, y que marcaron una etapa dentro del gobierno nacional con decenas de denuncias por malos tratos y virulencia política.
Al grito de “Vamos a volver”, se lo pudo ver sonriente entre los presentes al multidenunciado exvicepresidente Amado Boudou, que rodeado de militantes K, se sacó selfies como si fuera una estrella de rock y cómo si no tuviera que dar cuentas ante la Justicia en causas como la compra fraudulenta de la exCiccone Calcográfica.
Se pudo ver también a la titular de Madres de Plaza de Mayo, Hebe de Bonafini, dando abrazos a quienes la saludaban sin todavía dar constancia del destino de los fondos en el millonario desfalco al Estado realizado desde la Fundación Sueños Compartidos.
Además, se mostraron entre la multitud al exministro de Economía e imputado en la causa del dólar futuro, Axel Kicillof; al exSecretario Legal y Técnico Carlos Zannini; al extitular de Aerolíneas Argentinas, Mariano Recalde; al exmiembro de la Corte Suprema de Justicia, Eugenio Zaffaroni; los miembros del Parlasur Agustín Rossi y Teresa Parodi; los diputados Carlos Kunkel, Carlos Castagneto, Héctor Recalde y Carlos Tomada; así como también al exgobernador entrerriano Sergio Urribarri y al alcalde de Berazategui, Juan Patricio Mussi.
Como puede observarse, un rejunte de personas con pesados prontuarios, que rodeados de un fuerte operativo de seguridad montado por La Cámpora, pretendieron lavar su imagen, presentándose como blancas palomitas, cuando en realidad deben dar explicaciones a la Justicia por el desaguisado cometido por ellos durante la mal llamada década ganada.

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