viernes, 27 de febrero de 2009

 

doble fila --> colegios



Más allá de los conflictos docentes, los automovilistas, como quienes viven cerca de las escuelas primarias comenzaron a preocuparse por las postales urbanas, que amenazan con repetirse a lo largo del próximo ciclo lectivo.

Se trata, claro está, de los estacionamientos en doble fila, la ocupación de los espacios reservados para el transporte escolar, el bloqueo de las rampas para discapacitados y de ese auténtico catálogo de infracciones que tanto irrita a quienes tienen la saludable costumbre de respetar las normas de tránsito.

A lo largo de 2008 los vecinos del Colegio San Cayetano se cansaron de esperar a las patrullas de Control Urbano que -por si hace falta aclararlo- “brillaron por su ausencia”. Consecuencia de ello, y de la desaprensión imperante, se registraron giros en “U” sobre la avenida 44 (a la altura de 29) y hasta casos insólitos como el de una mujer que dejó el auto en doble fila y se ausentó por varios minutos. Lo increíble es que el vehículo que estaba pegado al cordón se fue y el de ella quedó en la mitad de la calle.

Esa y otras actitudes colocaron en una innecesaria situación de riesgo a los alumnos de esa escuela como a los del resto de la ciudad. De hecho, a nadie escapa que el caos tuvo su correlato en las inmediaciones del Normal 1, el Misericordia y el Sagrado Corazón, por citar sólo algunas.
Se sabe que el peligro también acecha a peatones, ciclistas y motociclistas. Pero las infracciones son una constante.

La pregunta que se hacen vecinos, taxistas, colectiveros, madres y padres es si este año van a tratar de ponerle el cascabel al gato. Por lo pronto, el director general de Control Urbano, Juan Malpelli, aseguró que van a trabajar “mucho en lo que hace a la seguridad del tránsito en los horarios de entrada y salida de las escuelas”.

El funcionario explicó que ese organismo -dependiente de la Municipalidad de La Plata- está diagramando un esquema de trabajo que se pondrá en marcha ni bien comiencen las clases. Incluirá, básicamente, una mayor presencia de agentes y una serie de acciones preventivas. Pero si con ello no alcanza “llegarán las sanciones”.

Los inspectores saben que no es sencillo, pero tratarán por todos los medios que todos los automovilistas usen el sentido común. En todo caso, tendrán que convencerlos de que si no hay lugar deberán dejar el auto a dos cuadras y caminar hasta la escuela, como lo hacen aquellos que respetan las normas.

Es cierto que ya lo han intentado en otras oportunidades y que los resultados no fueron buenos. De hecho, el ex director de Control Urbano y hoy funcionario de la Legislatura bonaerense, Luis Patiño, hasta prometió tolerancia cero, pero no consiguió desalentar las costumbres desaprensivas.
Ahora con el reinicio de clases -alguna vez tendrán que empezar- se reedita el desafío y se impone una pregunta: ¿lograrán poner orden?

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