jueves, 16 de abril de 2009

 

No hay nada que les venga bien


Si bien la mayor parte de las mujeres se quejan de la poca participación de los maridos en las tareas del hogar, también existen otros casos. Una mujer alemana, por ejemplo, se divorció de su esposo porque no pudo soportar su pulcritud.

Durante quince años de matrimonio, la señora debió soportar un ininterrumpido aseo que incluía las tareas domésticas, el orden y el reacomodamiento de los muebles. La gota -o más bien el tsunami- que rebalsó el vaso fue la decisión del marido de derrumbar y volver a construir una pared porque estaba demasiado sucia.

En la opinión de Christian Kropp, juez de la corte de Sondershausen, "nunca vi que alguien exigiera el divorcio por un motivo como éste".

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Comentarios:
Obsesivo cumplulsivo... que le dicen. Pobre mujer!
 
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