miércoles, 17 de junio de 2009

 

La cenicienta

Los zapatitos de cristal se añadieron al comieron perdices por confusión, aseguran John Lloyd y John Mitchinson –creador y director del concurso británico Quite interesting– en El pequeño gran libro de la ignorancia. “Charles Perrault, que escribió la conocida versión de la historia en el siglo XVII, no entendió la palabra vair (pelo de ardilla) del cuento medieval y la confundió con verre (cristal), de sonido similar”. Aunque es una confusión discutida. Hay quien dice que el error de traducción se produjo antes y que el escritor no hizo más que copiarlo. Y hay quien considera los zapatos de cristal una aportación intencionada.
Sea como sea, Cenicienta, antes de convertirse en princesa Disney, llevaba pantoufles de vair (zapatillas de pelo de ardilla). Eso según el cuento medieval francés que adaptó el escritor parisino, que es sólo una de las 340 versiones de Cenicienta que circulaban por el mundo antes de Perrault. Así que el zapatero de Cenicienta es amplio y variado: se ha calzado zapatos de hilos de oro con suelas de oro macizo, si se lee una versión china del siglo IX, e incluso de juncos, si se sigue la versión escocesa. Además del cambio de zapatos, Perrault fue quien convirtió Cenicienta en un auténtico cuento de hadas. Es decir, añadió el hada madrina, los ratones y la calabaza. También redujo el nivel de crudeza. “En el original medieval, las hermanas feas se cortan el dedo gordo del pie y los juanetes para probarse el zapato, y cuando el príncipe y Cenicienta se casan, el rey se venga de ellas y de la malvada madrastra obligándolas a bailar hasta morir llevando unas botas de hierro incandescente”, apuntan John Lloyd y John Mitchinson

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