domingo, 15 de noviembre de 2009
Es un ñoluepa el mundo
Lo es. Cuestión de probabilidad, no de coincidencias: la posibilidad de que dos desconocidos estén conectados a través de una cadena de dos intermediarios es superior al 99%, señala Martin Gardner en el libro ¡Ajá! Paradojas que hacen pensar. Lo ha demostrado –estadísticas en mano– un grupo de investigadores del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT). Según el estudio, dos norteamericanos elegidos al azar conocen cada uno por término medio a unas mil personas, así que tienen una probabilidad de 1 por 100.000 de conocerse directamente. La hipotética casualidad de que tengan un amigo en común, traducida en números, es de 1 por 100, y es practicamente seguro (una probabilidad del 99%) que uno de ellos tenga un amigo que a su vez tenga otro amigo que conozca al desconocido.
No es el único experimento que ha comprobado que el mundo es un pañuelo. El psicólogo Stanley Milgram seleccionó un grupo de personas al azar y les entregó un documento que debían hacer llegar a un destinatario desconocido que residía en una ciudad distante. Los remitentes experimentales tenían que enviar el documento por correo al amigo (amigo = alguien a quien se trata por su nombre de pila) que creyeran con mayores posibilidades de conocer al destinatario. El amigo, a su vez, lo tenía que reenviar a otro amigo, y así sucesivamente hasta que el documento llegara a su destino final. “Al preguntar a la gente cuántos relevos estimaba que serían necesarios, casi todos calcularon que alrededor de 100”, explica Gardner. En la práctica, sólo se necesitaron entre 2 y 10 eslabones. “No es, por tanto, sorprendente que dos desconocidos al encontrarse lejos de casa descubran tener un conocido común”, concluye Gardner. “Esta red de amistades explica también por qué otros insólitos fenómenos estadísticos, como la transmisión de habladurías, informaciones confidenciales y chistes nuevos, se difunden con tanta velocidad”. copiado de --->ACA
No es el único experimento que ha comprobado que el mundo es un pañuelo. El psicólogo Stanley Milgram seleccionó un grupo de personas al azar y les entregó un documento que debían hacer llegar a un destinatario desconocido que residía en una ciudad distante. Los remitentes experimentales tenían que enviar el documento por correo al amigo (amigo = alguien a quien se trata por su nombre de pila) que creyeran con mayores posibilidades de conocer al destinatario. El amigo, a su vez, lo tenía que reenviar a otro amigo, y así sucesivamente hasta que el documento llegara a su destino final. “Al preguntar a la gente cuántos relevos estimaba que serían necesarios, casi todos calcularon que alrededor de 100”, explica Gardner. En la práctica, sólo se necesitaron entre 2 y 10 eslabones. “No es, por tanto, sorprendente que dos desconocidos al encontrarse lejos de casa descubran tener un conocido común”, concluye Gardner. “Esta red de amistades explica también por qué otros insólitos fenómenos estadísticos, como la transmisión de habladurías, informaciones confidenciales y chistes nuevos, se difunden con tanta velocidad”. copiado de --->ACA
Etiquetas: tecnologia, variadito
Suscribirse a Entradas [Atom]