miércoles, 24 de marzo de 2010
Nunca mas
Para entender la historia de nuestro país, para comprender la última Dictadura y la Guerra de las Islas Malvinas, es necesario conocer que desde 1976 hubo un plan siniestro de acción, donde el discurso del gobierno era “imponer el orden” y que no hubo ninguna voz oficial que reconociera los crímenes atroces que se estaban cometiendo, como así tampoco se escucharon muchas voces disidentes dentro de la propia sociedad, sólo la de las familias de las víctimas. Así se explican seis años de una Dictadura con casi un total silencio e impunidad.
El plan del gobierno dictatorial cayó de maduro entrada la década de 1980, pero para ese entonces, ya les habían arrancado la vida a treinta mil personas, destruido a miles de familias y a un país entero, que pese a que pasaron más de tres décadas tiene una herida abierta.
La derrota catastrófica de las Islas Malvinas y el conocimiento de la muerte de centenares de jóvenes argentinos, deterioraron el frente militar, pero sobre todo, la reputación del ejército, al cual se lo consideró como el mayor responsable del desastre cometido. A este lamentable hecho se lo considera el fin de la Dictadura y el principio de la democracia.
En la actualidad, estamos en un momento, donde han habido grandes avances en la defensa de los derechos humanos, como las condenas a los represores Miguel Echecolatz y Cristian Von Wernich, que ponen de manifiesto que sin justicia no es posible seguir hacia delante y que la memoria de estos lamentables hechos debe estar presente en cada uno de los argentinos para que no se repita nunca más.
Debemos ser concientes y reconocer que los militares no fueron los únicos responsables de esos seis años trágicos. Hubo responsabilidades que van más allá del Ejército. Instituciones, medios de comunicación y políticos también tuvieron un gran protagonismo y un accionar que hicieron posible los atroces crímenes y que sin la complicidad de ellos, los militares no podrían haber estado seis años cometiendo las atrocidades ya conocidas por todos.
Los jóvenes, que no vivimos en aquella época, no debemos mantenernos al margen, sino ponernos en la piel de una generación luchadora que dejó la vida con valentía por la pura convicción de defender la patria. Por eso debemos tener levantada siempre la bandera de la memoria.
Escrito por ----> Mariana Massa
Suscribirse a Entradas [Atom]