lunes, 31 de enero de 2011

 

uno de choborras

Pedro había esto bebiendo casi todo el día en el boliche, cuando el mozo le dijo que ya era hora de cerrar. Trató de levantarse, pero se cayó de cara al suelo. Probó nuevamente, pero el resultado fue el mismo.
Entonces decidió arrastrarse hasta la vereda, respirar un poco de aire fresco, con la esperanza que después de unos minutos se le pasara un poco la borrachera.
Esperó un poco y trató de levantarse, esta vez se dio un golpe bárbaro, entonces decide de arrastrarse hasta su casa, que estaba solamente a unos doscientos metros del boliche.
Cuando llega a la casa, completamente cansado, trata nuevamente de levantarse, pero el resultado fue siempre el mismo, se volvió a caer de cara al suelo.
Entra a la casa, se arrastra hasta el dormitorio, y cuando llega al borde de la cama, trata por última vez de levantarse. Esta vez consigue casi ponerse en pie, pero se cae de cara en la cama y queda completamente dormido.
A la mañana siguiente se despierta con los gritos de la mujer, recriminándole que había estado tomando nuevamente, a lo cual él pone una cara de inocente y le pregunta por qué piensa eso. Ella le responde:
-¡Porque llamaron del boliche diciendo que otra vez te olvidaste la silla de ruedas!

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