sábado, 7 de mayo de 2011

 

No mandes SMS a estos ......

“Enviá KAMA al 30300 y recibí las mejores poses del Kamasutra en tu celular”, promete el anuncio televisivo, acompañado por la imagen de una chica ligera de ropas con mirada sugestiva. La publicidad – que también se escucha en radio, se lee en los diarios y hasta se reproduce en afiches callejeros – se realizó con un presupuesto casi inexistente y, sin embargo, logra con creces su cometido. Los fundamentalistas del teléfono móvil, de esos que no se le despegan ni para ir al baño, caen en la trampa con consecuencias catastróficas para sus bolsillos.

La oferta de los llamados SMS de “servicio de contenidos” es infinita: mandando “tal palabra” a “este número” (de no más de cuatro o cinco cifras), el usuario puede recibir información sobre el clima, el horóscopo diario, chistes, citas bíblicas, poemas, piropos, consejos sexuales y hasta (aunque suene increíble) interpretaciones de sueños.

Los más atractivos para adolescentes con las hormonas en ebullición son los que brindan contenidos multimedia de las modelos y vedettes del momento que – previo acuerdo con la empresa que maneja el servicio – realizan fotos y videos para que puedan ser recibidos vía mensaje multimedia, o acceden a que les redacten una serie de “fantasías eróticas” bajo sus nombres. Así lo hicieron Evangelina Anderson, Andrea Rincón, Jésica Cirio, Melina Pitra, Floppy Tesouro, Ximena Capristo, Alejandra Maglietti y tantas otras.

Pero nada es tan simple como parece, y la estafa entra en acción. Antes de mandar el primer mensaje con la palabrita mágica, el usuario omite leer la letra chica de las publicidades. No por incauto, sino porque, en estos casos, de tan chica es directamente incomprensible. En realidad, al apretar el botón “SEND”, la persona no está aceptando recibir un mensajito aislado: acaba de suscribirse a un servicio que le enviará SMS una o dos veces al día por un valor de entre 40 centavos y un peso más impuestos cada uno.



Esto no queda claro en ningún momento durante los anuncios de las empresas responsables. Así, la contratación “obligada” del servicio viola los derechos contemplados en la ley 24.240 de Defensa del Consumidor. En su artículo 4, la normativa establece que “el proveedor está obligado a informar en forma cierta, clara y detallada las características esenciales de los servicios que provee y las condiciones de su comercialización, con claridad necesaria para comprenderla”.

Baja imposible

Es entonces cuando llega la peor parte de la trampa: el momento en que el usuario – o, a esta altura, el “suscripto involuntario” – se harta de recibir textos inútiles a toda hora y decide darlos de baja. Según indica el primer mensaje que se envía desde la empresa, para hacerlo sólo basta con mandar “baja” más la “palabra mágica” (“horos”, “pasión”, “chapar” o la que sea) al mismo número. Pero esto, muchas veces, no sucede, y mientras tanto el dinero por el servicio se sigue debitando.

Las compañías brindan números 0800 gratuitos para llamar y cancelar el contrato si esto no sucedió vía SMS, aunque llueven las quejas que indican que esto tampoco da resultado. “No sé por qué hacen estas cosas tan feas con los usuarios. Hace más o menos dos meses estoy intentando dar de baja unos mensajes que me llegan desde el 3113 y no he podido”, comenta una damnificada en un foro de Internet, al tiempo que otra, más desesperada, retruca: “Estafada otra vez! Me quise borrar y en cambio me llegó un mensaje dándome la bienvenida al servicio. Qué hagoooo?”.



24CON intentó comunicarse en repetidas oportunidades con las líneas 0800 de tres compañías distintas, y la única respuesta obtenida fue una voz grabada que informaba que "todos nuestros operadores se encuentran ocupados".

“Recibimos todos los días varias denuncias por este tema. El problema es que es muy fácil entrar y muy difícil salir. Hay casos en los que, al mandar ‘baja’, no pasa nada”, confirma a 24CON Sandra González, presidenta de la Asociación de Defensa de Consumidores y Usuarios (ADECUA).

Sin embargo, el artículo 10 de la ley 22.240 establece claramente que “cuando la contratación de un servicio se haya realizado en forma telefónica, podrá ser rescindido a elección del usuario mediante el mismo medio”.



“No sólo la gente le da de baja a los mensajes y le siguen llegando, sino que no te especifican cómo es el servicio y muchos creen que es gratis o sin costo adicional. Después, se sorprenden cuando en la factura viene detallado o, lo que es peor, al que tiene un celular prepago le consume todo el crédito”, explica González.

Si bien la juventud está más familiarizada con este tipo de tecnología, “en esta estafa entra todo el mundo, no hay una franja de una determinada edad”, aclara, al tiempo que indica que el paquete de SMS más contratado y con más quejas es “el del horóscopo. Ese es terrible”.

Los responsables

Las dos firmas que controlan este cuestionado mercado a nivel local – y que mueven millones de pesos - son Ubbi (con el número 30300), propiedad de Prima S.A., vinculada al Grupo Clarín; y Bippie (la del 2020), de la italiana Buongiorno, considerada la primera proveedora mundial de entretenimiento móvil. Junto a ellas, hay otras de segunda categoría.

La titular de ADECUA advierte que las denuncias sobre el tema son difíciles de llevar, ya que en nuestro país “la telefonía celular no tiene regulación y sólo podemos valernos de leyes como la de Lealtad Comercial”. Ante un caso de este tipo, la asociación eleva el reclamo ante las direcciones de Defensa del Consumidor de la Ciudad o la Nación, según corresponda.

Además, se recomienda poner en conocimiento a las empresas de telefonía celular. “Tienen un vínculo, porque son los agentes de pago y son responsables del control de los que se está cobrando”, señala González. Por eso, si la baja no es dada por las firmas responsables de los mensajes, debería concretarse a través de las telefónicas.

“Tenemos un caso extremo, de un hombre que se había metido en un juego para ganar un auto, y le hicieron mandar tanta cantidad de mensajes que, con lo que pagó, se podría haber comprado dos”, cuenta la presidenta de la entidad, y deja un consejo útil que resume lo central del asunto: “Tengan cuidado, que nada es gratis”.

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