La Plata, Ciudad Generosa

“Linda tarde para ir al pasear al Bosque de La Plata”, me dije, mientras terminaba de pelotudear en mi casa mate en una mano y diario en la otra. Con más ganas de enterarme cosas picantes de esas que se hablan por ahí, que de otra cosa.


Me tomé el bondi con la maldita tarjeta SUBE y me bajé sobre la avenida 1. Al hacer doscientos metros sobre la Avenida Iraola, me encuentro sentado en un banquito a mi amigo Jhony Telodigo, un verdadero experto en eso de andar gastando suelas por la ciudad y recolectando chumeríos de los que a nadie importan y de los otros.
“Cómo va amigo, muchísimo tiempo”, le digo.
“Bien mostro Martincito, pensé que te habías muerto…”, me respondió siempre áspero y apocalíptico. Ya que te crucé, te cuento una. Me llegó el rumor de que un ex jugador de Gimnasia, un referente de peso que atajaba de titular hasta que un tal Monetti le sacó el puesto…”
“Hablás de Gastón el Gato Sessa….”, lo interrumpo.
“Si, de ése, dejame contarte, la cosa es que el tipo siempre tuvo fama de galancito, de noctámbulo medio jodón y sobre todo de comerse todas las minas…, de fiestero bah, que le dicen”
“Si Martín, de eso siempre se habló, pero que tiene de nuevo”
“Bueno, se ve que ahora, el Gatito –como le decía el presidente del Lobo Héctor Delmar-, se cambió de vereda, y no precisamente porque se haya puesto de nuevo la de Estudiantes…”


“Vos querés decir….”, le respondo entre asombrado y atónito.
“Si, Vestiga, a Sessa parece que ahora le empezaron a gustar los hombrecitos, pero es medio un secreto a voces, mirá que el tipo tiene una imagen medio armada y por más que ahora no ande más por la ciudad porque ataja en otro club, en esta pueblo grande estas cosas corren como reguero de pólvora por las diagonales…, no le cuentes a mucha gente…”, me dice.


“No amigo Jhony, quedate manso…”, le contesto, mintiéndole, claro, y a punto de desaparecer de vuelta del Bosque en búsqueda de una computadora para empezar a incumplir el trato…

…copiado de ACA

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