jueves, 31 de mayo de 2012

 

martin vestiga y contactos indebidos

Pensativo, cabizbajo y soñando un poco con un mundo mejor iba una de estas tardes de otoño, cuando, desde atrás de un árbol, me sorprendió mi mejor amigo de antaño Gabriel Ocuente, un muchacho petiso y persuasivo que habla hasta por los poros y como no sabe qué hacer de su vida, se dedica a recorrer día y noche palacios legislativos y sedes judiciales.
Tras saludarme, comenzó a contarme que, uno de estos días al ingresar a los tribunales platenses de 8 entre 56 y 57, vio como uno de los personajes fundamentales involucrados en el cuádruple crimen de La Loma hizo ostentación, casi sin darse cuenta, de su fluida relación con uno de los magistrados.
Resulta que el remisero Marcelo Tagliaferro, testigo clave en la causa por el femicidio ocurrido meses atrás, se apersonó en la fiscalía del doctor Alvaro Garganta para contactarse con el mismo.
Pero al enterarse a través de una empleada que el doctor no estaba disponible aseguró muy campante: “No importa, igual lo llamo personalmente por el radio”.
“Pero como Gabriel, no puede ser…, por lo que tengo entendido es antiético que un testigo tan importante de una causa resonante que sigue abierta tenga comunicación directa con el fiscal que entiende en la causa”, le dije desorbitado. "Y ahora que pienso, es peor el rol del fiscal, que está teniendo una actitud indebida y que favorece a una de las partes en pugna", agregué.
“Y bueh Martincito, viste cómo son las cosas en este bendito país. ”, me respondió, y se fue campante a seguir husmeando por la ciudad de las diagonales.

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