La Plata, Ciudad Generosa

Corría el año 1985. El alfonsinismo comenzaba a perder la iniciativa política por una economía que se retraía. Numerosos jóvenes de La Coordinadora detentaban cargos públicos. Muchos eran legisladores. No era una tarea fácil representar en el Congreso y las Legislaturas provinciales a un debilitado Poder Ejecutivo, que pertenecía a su vez a una debilitada democracia recuperada. En esa tarea andaban los jóvenes diputados que luego serían referentes del centenario partido.Fue así que, para descargar tensiones, un grupo de diputados provinciales del radicalismo urdió un plan de colaboración colectiva. Al menos eso fue lo que me contó los otros días, en plan de evocación, uno de los tantos contactos que tengo en la ciudad de La Plata. El objetivo era tomarse un descanso de las tareas siempre acuciantes de la Legislatura bonaerense.
“¿Y cómo era esa movida?”, pregunté.
“Y, mirá, Martín –relató mi amigo-. El acuerdo consistía en juntar entre diez legisladores de confianza una cuantiosa suma de dinero y granjearse los ‘servicios’ de una de las mujeres más deseadas del momento: Beatriz Salomón”.
Sonreí. Pero mi contacto siguió: “Las cabezas de ese grupo eran tres diputados que en años siguientes obtendrían cierto ‘renombre’, Martincito”.
“¿Quiénes?”, pregunté. Crecía mi interés.
“Eran Luis “El Gordo” Menucci, de La Plata; Gastón Ortiz Maldonado, de Ranchos, y Juan Pablo Baylac, de Bahía Blanca –me informó el contacto-. Con el dinero que juntaban entre todos se garantizaban los servicios sexuales de una de las chicas Olmedo por un mes cada uno, y así se la iban pasando de mano en mano”.
“Increíble”, pensé, aunque después me pareció que tampoco era para tanto. Repasé: “El Gordo” Menucci fue en el último tiempo uno de los hombres de Julio Cobos en La Plata; a Baylac lo recordamos por su paso como vocero del gobierno de Fernando De la Rúa.
”Mirá qué picaros los muchachos -acoté, mientras mi contacto empezaba a dejar la plata de su café-. Y después le dicen a los peronistas

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