martes, 21 de agosto de 2012

 

maldita policia----policia coimera

De la “Maldita Policía” a esta parte no ha cambiado mucho la realidad. Pese a los anuncios rimbombantes del gobernador Daniel Scioli y el ministro Ricardo Casal en materia de operativos y desmantelamientos, la estructura corrupta de la fuerza parecería permanecer intocable.
La ciudad de La Plata, capital de la Provincia, representa uno de los escenarios más proclives a los desmanejos de los uniformados. Los locales nocturnos, que van desde cabarets y boliches hasta los quioscos de venta de alcohol y droga, funcionan a fuerza de plata negra.
Según revelaron fuentes de las diversas investigaciones periodísticas que se llevan a cabo, los dueños de cada cabaret platense deben poner entre 400 y 800 pesos por semana a la DDI, la departamental de ocasión, las bandas de narcotráfico, el municipio o el área de salud, de acuerdo al nivel del local.
Los kioscos de venta de bebidas alcohólicas aportan 250 pesos por semana Por su parte, los supermercados chinos pagan entre 900 y 1800 por semana, que cobran en efectivo los titulares de las comisarías; al personal, a su vez, le pagan con horas cores.
Un ejemplo de esta dinámica es la farmacia Carusso, ubicada en 44 y 6, donde deben pagarle 1800 pesos al unfirmado a cambio de seguridad, en tanto que éste cobra en la fuerza por las horas extras.
Así, en La Plata existiría un monopolio encabezado por el jefe de la departamental, Jorge Silva, que a través de un recaudador apodado “El Turco” regentearía la mayoría de los negocios de prostitución, juego y arbolitos.
En lo que respecta a las comisarías, las fuentes indicaron que cada una recaudaría entre 30 y 40 mil pesos por semana en bruto. Esa suma se repartiría, a su vez, para gastos. Las comisarías que más recaudan serían la 1ª, 9ª, 2ª y la 5ª, en ese orden.
La investigación, que saldrá a la luz próximamente, revela que la zona de mayor prostitución de la ciudad es la de la Terminal de Ómnibus, casualmente donde se encuentra la Comisaría de la Mujer.
Según este esquema, desde las distintas dependencias organizarían las juntadas, esto es, recolección y cobro por protección. De todos modos, la DDI sería distinta al resto de las dependencias: desde hace 15 días, sus ocupantes habrían organizado un equipo de tres personas distintas que realizan esta tarea para evitar que las sigan.
Uno de los ejemplos, cuentan las fuentes, es la Comisaría 4ª, que no tiene casi patrulleros en funcionamiento porque sus autoridades se llevarían toda la recaudación y no invertirían un peso para los arreglos. Incluso pasarían factura de taller sin haber existido reparación alguna.
Además, muchos subcomisarios están como titulares de comisarías, aún cuando no tienen experiencia. ”Son mano de obra barata, les dan el chiquitaje como los kioscos o los ‘chorritos’”, contaron, sin eufemismos, los responsables de la investigación, que afirman que “por eso existe el delito menor con rateros”. En definitiva, se trata de zonas liberadas.
Pero el panorama no es del todo adverso, porque a muchos de los policías los estarían echando a raíz del descubrimiento de estos manejos. Sin embargo, los que resisten estarían aumentando el precio de la tarifa por orden del propio Silva.

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