martes, 28 de agosto de 2012

 

platenses sin agua

Más de 80 mil platenses viven sin agua corriente
Se abastecen con pozos domiciliarios. En general, es agua no apta para el consumo, que puede acarrear riesgos sanitarios. El problema ya afecta al 13% de la población de la Ciudad
Con una planta potabilizadora que no ha tenido mejoras sustanciales desde que fuera inaugurada hace sesenta años y una red de distribución que no ha acompañado el crecimiento de la Ciudad, ya un 13% de sus habitantes vive en zonas sin agua corriente. A falta de ese servicio básico, miles de vecinos City Bell, Villa Elisa, San Carlos, Parque Sicardi y otras importantes localidades platenses deben abastecerse por medio de pozos propios. Y si bien esta alternativa puede ofrecer muy buenos resultados, lo que se observa en la práctica es más bien lo contrario.
De las cerca de mil muestras de agua de pozos domiciliarios de La Plata que son llevadas a analizar cada año al Laboratorio Central del Salud Pública, unas 700 resultan no ser potables por causas bacteriológicas, y un 10 por ciento de ellas tampoco lo son por causas químicas. Así lo asegura Jorge Citate, el director de ese organismo que realiza análisis para dependencias públicas y particulares de toda la Provincia.
Como se observa generalmente en los estudios, una de las principales causas de contaminación en las muestras de La Plata son los nitratos. Se trata de una sustancia que cuando excede los 55 miligramos por litro hace que el agua no sea apta para el consumo humano porque causa, entre otras afecciones, metahemoglobinemia, una enfermedad más conocida como “el síndrome del bebé azul”.
Si bien en zonas agrícolas la presencia de nitratos en el agua subterránea suele tener su origen en un uso excesivo de fertilizantes a base de nitrógeno, en zonas urbanizadas como City Bell, Villa Elisa, Los Hornos y San Carlos responde claramente a otra causa: la presencia de material fecal en la napa de donde se extrae el agua.
“La forma de contaminación con nitratos más frecuente en el Gran La Plata son los pozos sépticos de las mismas casas o de casas vecinas. Sucede que así como esas zonas no tienen agua corriente, tampoco tienen cloacas, por lo cual los pozos de extracción y los pozos ciegos conviven muchas veces a pocas distancia unos de otros”, explican desde la empresa 5 de Septiembre, una de las firmas accionistas de ABSA.
UNA GRAN INFORMALIDAD 
Lo cierto es que la presencia de contaminación en el 70% de las muestras de La Plata que pasan por el Laboratorio Central no indica necesariamente que el agua subterránea de nuestra región esté contaminada. Por el contrario, lejos de lo que sucede en el Gran Buenos Aires, “en las áreas periurbanas platenses, el Puelche se encuentra en muy buenas condiciones”, sostiene Sergio Cicchitti, el director de Hidrología del Servicio Provincial de Agua Potable y Saneamiento Rural (SPAR), entre otros especialistas.
¿Qué es lo que sucede entonces? La respuesta está en una realidad que Edgardo Gaggi, responsable de Aguanor -una de las mayores empresa locales de perforaciones para extracción de agua-, observa con frecuencia. “Lo ves todo el tiempo -dice-, una enorme cantidad de pozos domiciliarios no tienen la profundidad necesaria o están mal construidos”, lo que hace que el agua que se obtiene de ellos no sea apta para el consumo.
“El problema de las perforaciones domiciliares es que se hacen sin inspección -sostiene por su parte Oscar Ercoles, el gerente general de la empresa 5 de Septiembre-. Los vecinos contratan a alguien para que les haga el pozo de su casa y tienen que confiar en lo que esa misma persona les dice. Nadie sabe con certeza qué profundidad tienen ni si están hechos como corresponde”, asegura.
En este contexto, existe otro factor con una enorme incidencia en el fenómeno: el costo de económico que implica para los vecinos sin cobertura sanitaria tener agua en sus casas.Y es que entre la perforación, la bomba y el resto de los materiales que requiere este tipo de obra, un pozo domiciliario de 40 metros de profundidad realizado con todos los recaudos necesarios llega a cobrarse hasta 17 mil pesos, un costo que muchos platenses no pueden afrontar.
EL ESTADO DE LAS NAPAS
Para entender hasta qué punto resulta determinante la profundidad de los pozos de los que se extrae agua es preciso tener en cuenta como están conformadas las napas. Y es que debajo de La Plata existen dos acuíferos, con calidades muy diferenciadas entre uno y otro: el Pampeano y el Puelche.
El Pampeano es el acuífero más superficial en nuestra región, y en consecuencia el más vulnerable. Si bien su profundidad resulta variable, se lo encuentra alrededor de los veinte metros. Al hallarse tan próximo a la superficie y sin más aislamiento que una capa permeable, este acuífero suele estar contaminado por materia orgánica, provenientes de descargas de pozos ciegos y roturas de redes cloacales, pero también por metales pesados, hidrocarburos, plaguicidas y otras sustancias derivadas de basurales, fábricas y estaciones de servicios fundamentalmente.
Dado que su contaminación tiende a localizarse alrededor de las fuentes, la situación del Pampeano en La Plata varía de acuerdo con las zonas. “No en todos lados está contaminado -explica Edgardo Gaggi desde Aguanor-, pero en todo caso no se lo debe utilizar para la captación de agua potable”, dice. Contra esta indicación, un alto porcentaje de los pozos domiciliarios del Gran La Plata toman el agua de él.
Para captar agua de calidad es necesario que los pozos de extracción alcancen el Puelche, un enorme yacimiento de agua dulce que se extiende entre la provincia de Buenos Aires y la de Santa Fe a unos 40 metros de profundidad. Confinado entre dos capas de arcillas, sus aguas son por naturaleza muy puras. El problema, como se dijo ya, es que para llegar a él con una correcta perforación hace falta afrontar una obra que no es ciertamente accesible para todos los vecinos.
Pero que un pozo alcance el nivel del Puelche no garantiza necesariamente que el agua que se obtiene de él vaya a ser potable, ya que si tiene defectos en la construcción puede contaminarse al ser extraída. Y esto es precisamente lo que ocurre en muchas de las perforaciones domiciliarias de La Plata.
“Cuando un vecino lleva a analizar una muestra de agua del pozo de su casa y se encuentra con que está contaminada tiende a pensar que esa contaminación viene de la napa. Pero en realidad lo que ocurre muchas veces es que el agua se contamina al extraerla por deficiencias en la construcción del pozo”, explica Sergio Cicchitti, desde el Servicio Provincial de Agua Potable y Saneamiento Rural.
“Así como muchos barrios no tienen agua de red, tampoco tienen cloacas, por lo cual los pozos de extracción y los pozos ciegos conviven muchas veces a pocas distancia unos de otros”
Lo mismo señala Oscar Ercoles desde la empresa 5 de Septiembre. “Una de las principales deficiencias que tienen los pozos domiciliarios está en la aislación. Ocurre que para llegar hasta el Puelche, uno tiene que atravesar el Pampeano y romper la capa de arcilla que separa uno de otro. Si al terminar la perforación, no se aísla correctamente el caño en ese punto, el agua de menor calidad se mezcla con la de mayor calidad y muchas veces la termina contaminando”, explica.
Con todo, ése no es el único defecto en la construcción de los pozos que lleva a que el agua que se extrae de ellos se contamine. “Cuando aparecen bacterias coliformes fecales (algo frecuente en las muestras de agua de La Plata) el problema suele obedecer a que la boca del pozo se encuentra a nivel del terreno porque no se tomó la precaución de elevarla”, explica Gaggi.
La variabilidad de calidades que resultan de las características de los pozos quedó en evidencia en una serie de estudios que EL DIA encargó a la Cátedra de Toxicología de la Facultad de Ciencias exactas de la UNLP para realizar esta investigación. De cuatro muestras de pozos domiciliarios de City Bell elegidos al azar, la única que resultó no apta para el consumo por encontrarse contaminada tanto físico-química como microbiológicamente fue la de un pozo que no reunía las condiciones de construcción adecuadas. Por desgracia, éste es el único tipo de pozo al que pueden acceder hoy miles de platenses de que viene sin cobertura sanitaria.
Así como muchos barrios no tienen agua de red, tampoco tienen cloacas, por lo cual los pozos de extracción y los pozos ciegos conviven muchas veces a pocas distancia unos de otros”

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