domingo, 14 de octubre de 2012

 

De uniformados hasta sabbatella

Contrariamente a las expectativas y temores en la oposición y el oficialismo respectivamente, la protesta de las fuerzas de seguridad se desplomó. El Gobierno apostó a las claras al desgaste de los sublevados, y la estrategia fue exitosa. Con el correr de los días los edificios Guardacostas y Centinela fueron desocupándose, la cantidad de carteles y las carpas disminuyó, y la movilización de los efectivos a Balcarce 50 terminó representando a un grupo minoritario.
Tras la suspensión del decreto de la polémica y el descabezamiento de las cúpulas de ambas fuerzas, la presidenta Cristina Kirchner dispuso llevar a la Justicia a los responsables de la liquidación de los haberes que generó la reacción de los uniformados, además de darle la correspondiente salida a Raúl Garré, el hermano de la ministra de Seguridad identificado como autor de la medida.
Abal Medina y Hernán Lorenzino anunciaron que se presentó una "denuncia penal" por "la comisión de delitos" contra algunos prefectos, gendarmes y jueces que habrían incurrido en "connivencia" y cometido "irregularidades" en la liquidación de los salarios. El jefe de Gabinete aseguró que la regularización que antes había fallado ahora mejorará la situación de los trabajadores, no sólo por los aumentos sino porque las cifras serán remunerativas.
Pero nada dijeron en esa conferencia de prensa sobre el resto de las demandas del petitorio que los uniformados le habían entregado al subsecretario Sergio Berni, que el viernes estuvo en la Casa Rosada. Entre otros puntos, los efectivos reclaman la incorporación de una Aseguradora de Riesgos del Trabajo (ART) y la “libre elección” de una obra social.
El titular de la mesa ministerial aseguró que un sueldo básico de 7 mil pesos para las categorías más bajas sería “imposible” porque ese piso no se percibe ni siquiera “en la actividad privada”. El nuevo decreto, aclaró Abal Medina, impacta de manera positiva sobre los básicos: así, el marinero o el gendarme, que representan los escalafones más bajos, pasan de un básico de $626 a $2696, con una mejora incluso superior a las de los más altos.
La cifra no conformó a los gendarmes, según aclaró el vocero Raúl Maza. Sin embargo, gradualmente, la protesta se fue desinflando. El mismo representante de los uniformados dijo que “perdimos una batalla pero no la guerra”. Otro de los puntos del petitorio como la garantía de que no habrá sanciones disciplinarias fue directamente incumplido en virtud del pase a disponibilidad dispuesto para casi una decena de sublevados, entre los que se encuentra el propio Maza. Los uniformados participarán del paro nacional convocado por la CTA y la CGT de Hugo Moyano para los próximos meses.
La Presidenta puede ufanarse de no haber doblegado su gobierno ante una protesta que, bueno es decirlo, generó temor en sectores sociales de los más diversos. Nunca hizo mención pública al tema, salvo cuando, tangencialmente, dijo que había sentido “envidia” al ver a los militares venezolanos festejar la contundente victoria de Hugo Chávez, luego de una jornada electoral tras la cual la oposición local volvió como pudo y con lo puesto.
En el terreno político, la jefa de Estado parece enfocada en el “7D”. Eso explica que el flamante titular del AFSCA, Martín Sabbatella, se haya mostrado más activo en este corto tiempo que sus dos antecesores en el cargo, Gabriel Mariotto y Santiago Aragón. En cuestión de días, el líder de Nuevo Encuentro se reunió con las autoridades del Congreso, los intelectuales de Carta Abierta y empresarios de distintos medios de comunicación. Compartió la palabra con CFK en el acto por el tercer aniversario de la sanción de la norma, cosechando elogios de la primera mandataria que nunca son gratuitos y que, a la luz de su reacción, captada por las cámaras, lo dejaron de algún modo sorprendido.
En política prima el arte de escalar posiciones; su contracara es el descenso o el ocaso. Con el dinamismo propio de estos tiempos, quien hace meses yacía en una plataforma gris puede ser hoy una figura descollante. Así, contrariamente a la caída en desgracia de Mariotto, elegido como el comisario político en la provincia de Buenos Aires, Sabbatella avanzó varios casilleros en el firmamento oficialista con una designación que, a su vez, representa cierta depuración de espacios en el kirchnerismo.
En 2009, cuando se postuló para diputado nacional enfrentando a Néstor Kirchner, el ex intendente de Morón dijo que su vocación era “gobernar”. El año pasado compitió contra Daniel Scioli con una lista de adhesión al FpV-PJ. Las posibilidades de ser el representante del kirchnerismo en los próximos turnos electorales se robustecen en estos tiempos, sobre todo porque ocupa un puesto ejecutivo considerado “clave” por el Gobierno. Pero estamos en la era de lo impredecible, un tiempo en que la supervivencia de los elegidos pareciera no depender siquiera de ellos y, en el fondo, de nadie.

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