lunes, 26 de noviembre de 2012
escandalo ministerial
El ministro del Interior y Transporte, Florencio Randazzo, se peleó con su histórica colaboradora Lourdes Jiménez, una contadora que, además de ser su amante, fue la artífice de su gestión, aunque que no toleró el sistema de contratación de puestos en shoppings y otros lugares para hacer DNI y rompió una relación de años y dejó su cargo.
Jiménez ya se había enfrentado a Randazzo por la contratación de proveedores de software a empresas cercanas al ministro, por considerarlas “poco serias”. Y fue en ese marco que le recriminó el fallido sistema de huellas digitales para aplicar el derecho de admisión en los estadios, que terminó en un previsible papelón con el ingreso a las canchas de los barras más cuestionados. Pero, según consigna La Política Online, la ruptura final llegó con los puestos de DNI, cuya contratación ofreció tantos flancos que debieron retirarse de los shoppings donde estaban circulando, con fotos del ministro del Interior frente a los puestos y videos suyos en los plasmas ubicados a los costados, como hace actualmente en todos los puestos de migraciones. Randazzo siempre se caracterizó por conjugar medidas un buen nivel de gestión con jugosas contrataciones. En ese equilibrio, según confiaron a LPO fuentes del randazzismo, Jiménez jugaba un rol clave porque contenía la pulsión hacia los negocios y la encausaba de manera que no afectara gravemente la calidad de la gestión. Ahora, la situación preocupa a los más racionales que trabajan con el ministro, que también cuenta con un grupo denominados "Los Chetos", entre los que se destacan el viceministro Marcio Barbosa Moreira, y el titular de la Agencia Vial, Juan Rodríguez Laguens; y en el que supo abrevar el ahora ministro macrista, Emilio Monzó, posible “espía” en el partido amarillo. Perdido el factor "ordenador" que representaba Jiménez, en el entorno del ministro del Interior temen que su gestión quede empantanada entre "Los Chetos", que al parecer no descollan por su capacidad ejecutiva, y el grupo que proviene del PJ bonaerense, con todas sus peculiaridades y pasión por los negocios.
Jiménez ya se había enfrentado a Randazzo por la contratación de proveedores de software a empresas cercanas al ministro, por considerarlas “poco serias”. Y fue en ese marco que le recriminó el fallido sistema de huellas digitales para aplicar el derecho de admisión en los estadios, que terminó en un previsible papelón con el ingreso a las canchas de los barras más cuestionados. Pero, según consigna La Política Online, la ruptura final llegó con los puestos de DNI, cuya contratación ofreció tantos flancos que debieron retirarse de los shoppings donde estaban circulando, con fotos del ministro del Interior frente a los puestos y videos suyos en los plasmas ubicados a los costados, como hace actualmente en todos los puestos de migraciones. Randazzo siempre se caracterizó por conjugar medidas un buen nivel de gestión con jugosas contrataciones. En ese equilibrio, según confiaron a LPO fuentes del randazzismo, Jiménez jugaba un rol clave porque contenía la pulsión hacia los negocios y la encausaba de manera que no afectara gravemente la calidad de la gestión. Ahora, la situación preocupa a los más racionales que trabajan con el ministro, que también cuenta con un grupo denominados "Los Chetos", entre los que se destacan el viceministro Marcio Barbosa Moreira, y el titular de la Agencia Vial, Juan Rodríguez Laguens; y en el que supo abrevar el ahora ministro macrista, Emilio Monzó, posible “espía” en el partido amarillo. Perdido el factor "ordenador" que representaba Jiménez, en el entorno del ministro del Interior temen que su gestión quede empantanada entre "Los Chetos", que al parecer no descollan por su capacidad ejecutiva, y el grupo que proviene del PJ bonaerense, con todas sus peculiaridades y pasión por los negocios.
Etiquetas: Argentinlandia
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