viernes, 19 de abril de 2013

 

chernobyl en la city

Eran las 16.30 del 2 de abril cuando la luz se cortó en Ensenada. Las nubes oscurecieron el ambiente en la destilería de YPF y a los pocos minutos comenzaron a caer las primeras gotas. La lluvia no tardó en hacerse más copiosa, no se podía ver más allá. No había viento ni relámpagos, pero la intensidad del temporal no cedió durante dos horas. La corriente de agua fluía como un rápido por los caminos internos. Los desagües y piletones rebalsaron. La lluvia continuó con su agresividad, por lo que el líquido que se acumuló sobre el terreno siguió ascendiendo. El agua de lluvia se mezcló con producto gaseoso, que al llegar a una altura determinada del horno Coke, se encendió. Las primeras llamas fueron debido a que las temperaturas allí son extremadamente calientes, y la contaminación con combustible del agua generó que se desparrame por el lugar. Eran cerca de las 19 horas, momento en que se producía el cambio de turno en el personal. El calor de las llamas rostizaba lo que tenía a su camino. La planta se evacuó rápidamente y los bomberos no tardaron en llegar. El fuego del horno Coke A llegó a la Unidad de Destilación Topping C, y avanzaba hacia el Catalítico. El jefe comunal del partido de Ensenada, Mario Secco, expresó que “fue un incendio grave, se prendió fuego el Catalítico, no es común”. Ésta declaración demuestra la falta de información y asesoramiento de muchos dirigentes, que ante eventualidades trágicas deberían actuar de inmediato. El fuego se prolongó durante 15 horas, pero los bomberos lograron controlarlo. Uno de ellos admitió: “Nunca presencié algo así, terminé bronceado, parece que me fui a Miami”. Si el fuego se hubiese expandido, la situación sería otra: a metros se encuentra un sector conocido como Catalítico A (que no llegó a prenderse fuego como sostuvo Mario Secco) donde hay una garrafa de 30 metros de altura y regeneradores, elementos propensos a estallar con el calor. La posibilidad de que las explosiones y el incendio derivaran en un hecho catastrófico estuvo a pasos. Allí se encuentrsn las esferas de gas hidrógeno de Petroken, entre otras instalaciones altamente inflamables y tóxicas. A todo esto, los vecinos del barrio El Dique decidieron autoevacuarse, ante la falta de un plan de contingencia, la ausencia de información certera y por el miedo no sólo generado por las últimas explosiones, sino por los recurrentes accidentes sucedidos en la planta. Cabe recordar que en 2006, la planta de la petrolera sufrió un trágico accidente, en el que murió un operario y otros tres resultaron heridos mientras realizaban tareas de limpieza en algunas cañerías. En dialogo con NOVA, Victoria, vecina del barrio Pueblo Nuevo, afirmó que ese martes 2 de abril a la tarde llegó un olor muy fuerte y de golpe. “La gente entró a sus casas pero era lo mismo, penetraba por todos lados, te hacía marear. A las 18 tuvimos que taparnos la cara con pañuelos, afuera no se podía ni estar. No sé si fue por el viento o qué, pero a la noche el olor volvió de nuevo y más fuerte. En mi casa no pudimos dormir por el dolor de cabeza”, admitió la muchacha. Mercedes, vecina del barrio Mosconi, con respecto al tema, dijo a NOVA que a la madrugada se suelen sentir olores raros en la zona, pero no tan fuerte como ese día.

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