miércoles, 3 de abril de 2013

 

desviame la llamada

as denuncias contra el 911 crecen. Son habituales las quejas de los vecinos por las trabas burocráticas del servicio, que sólo demoran el envío de patrullas cuando lo que el ciudadano está reclamando es el auxilio ante un hecho de inseguridad. El último motivo de repudio entre los frentistas del Conurbano es el desvío de los llamados a la Policía Federal, que no tiene jurisdicción en el Gran Buenos Aires pero tampoco los deriva a la Bonaerense. El creciente malestar con el servicio que encabeza Matías Slezack llama la atención sobre todo porque el gobernador Daniel Scioli se ha cansado de presentar al 911 como la principal acción de su gobierno para paliar la inseguridad. “Hoy los vecinos llaman y tienen respuestas”, repite como un mantra. Pero no es así. Sólo basta consultar a cualquier bonaerense que se haya comunicado con el 911 ante una situación de riesgo. Pocos han tenido una buena experiencia. Por lo general, las preguntas y las vueltas de los operadores toman tanto tiempo que los delincuentes ya regresaron a su casa con el botín, cuando las consecuencias no son más graves…
Increíble pero real 
La “última” del 911 tiene connotaciones políticas. En algunas zonas del Conurbano las llamadas se desvían a la Policía Federal, que no sólo no puede actuar en ese territorio sino que además tiene la orden de no hacerlo. “A Provincia no les den bola”, es la directiva que baja desde la Nación. Un caso es representativo. Hace unos meses, un vecino de Lomas del Mirador, partido de La Matanza, llamó al 911 porque vio movimientos extraños en la puerta de su casa. Pero lo atendieron operadores de la Policía Federal, que respondieron con evasivas. Por el mal diseño de las antenas, las comunicaciones de los distritos cercanos a la Avenida General Paz se desvían automáticamente. Si a esto se le suma la orden del gobierno nacional a los federales de no derivar esos llamados a la Bonaerense, el panorama es desesperante. Conclusión: en el Conurbano están librados a su suerte. Un capítulo más de la puja política.

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