miércoles, 10 de julio de 2013

 

barras presos

Iván Tobar y Cristian Pérez, barrabravas de Estudiantes de La Plata e integrantes de la facción “Los Leales”, fueron condenados a ocho años de prisión por haber sido encontrados culpables del delito de intento de homicidio del que fue blanco Gustavo Mastrovitto, otro barrabrava pincha, integrante de la facción “La Banda del Túnel”, enemistada con los primeros. Los jueces realizaron una dura crítica por la violencia que impera en el fútbol argentino y mencionaron las “tribunas manchadas con sangre”, según se lee en el veredicto al que se  accedió
La fiscal de juicio Graciela Rivero pidió 14 años de cárcel para Pérez como autor material del ataque a balazos, 13 años y medio para Tobar como partícipe primario y no acusó a Marín Lamadrid, tío de Tobar, procesado por encubrimiento.


La funcionaria calificó el hecho como intento de homicidio triplemente agravado por el concurso premeditado de dos o más personas, por el uso de arma de fuego y por la participación de menores de edad. Como agravantes de la condena valoró la extensión del peligro causado, el daño causado, por haberse cometido en una zona densamente poblada en la que había varios menores en la línea de fuego y la violencia desplegada por los agresores. Esa postura fue avalada por el Tribunal Oral Criminal II de La Plata.

Por su parte, la defensa, a cargo de los letrados particulares Humberto Pastor y Germán Oviedo, habían pedido la absolución de Tobar y Pérez por considerar que no se pudo probar la participación de los acusados en el ataque. Al conocerse la condena, Pastor dijo a Diagonales que la sentencia “es una vergüenza.”

El caso. Según se estableció en la investigación, el 12 de marzo de 2010, Tobar, junto a tres menores, balearon a grupo de personas –entre ellos dos menores de edad–, que comía un asado en la vereda de la vidriería "Los Bazkos", de 513 entre 7 y 8. Uno de los proyectiles rozó el pecho Mastrovitto. La familia se refugió en el local.

Para los investigadores, el ataque no dejó dudas. Se trató de un nuevo capítulo de violencia barrabrava. Días antes de este episodio, un policía Federal había sido asesinado en la estación de trenes de La Plata, hecho por el que otros dos barrabravas de Estudiantes ya fueron condenados a perpetua. Una vez más las diferencias históricas entre los tres grupos que pretenden quedarse con el control de la barra pincha dirimieron sus diferencias a sangre y fuego.

Violencia sin fin. En el puntilloso veredicto al que accedió Diagonales, el juez Claudio Bernard (autor del voto que resultó unánime) sostuvo que durante el juicio se evidenció “la existencia de distintas facciones” dentro del club Estudiantes de La Plata “claramente diferenciados y los juzgados reciben explícita o implícitamente el apoyo de quienes se presentan como sus líderes o compañeros de gesta, que si bien no son llevados a juicio se presentan en las declaraciones o en persona en torno a la discusión que se ha realizado, como laderos o simples observadores pero que siempre se encuentran cerca de la temática y relacionados con la misma.”

El juicio oral fue presenciado por Adrián “Gato” Sosio, líder de la facción “Los Leales” quienes en la actualidad detentan el liderazgo de la barra brava de Estudiantes. Sobre este punto, los jueces sostuvieron que pese a negar su pertenencia “a una determinada facción” la presencia “como simples espectadores en un lugar donde se juzga a un integrante de una facción que en teoría no existe (…) indica a todas luces que la relación continúa intacta con otros matices que la hacen inaccesible a la justicia pero intacta al fin”.

Para los magistrados existen “tres tipos de pactos” entre los barrabravas: “Uno de silencio, otro de convivencia y por ultimo el de connivencia”. El primero es un acuerdo “de silencio, expreso o tácito” que “intenta impedir toda reconstrucción histórica del hecho” para no poder llegar a los autores del ataque “quitándole relevancia” al delito “cuestionando funcionarios e investigadores y tratando de desviar el objeto del debate, en un vano acuerdo por conservar sellado el pacto, objetivo que no han logrado, y ello nos pone en alerta en cuanto a qué estas cuestiones, se dirimirán fuera de la justicia, en una contienda entre rivales, que probablemente acabe con la vida del perdedor”.

Sobre el pacto de convivencia los magistrados detallaron que “ambos contendientes llevan años pugnando por espacios de poder a veces en la misma facción y luego perteneciendo a otra, dependiendo hacia donde se dirijan los favores de la dirigencia de turno, tal es el caso de estos mercenarios de la violencia, que conviven durante años y crean entre ellos un pacto de simulada convivencia pacífica, una especie de guerra fría, ante el accionar de la justicia, acuerdo que se romperá en otra esfera que intenta escapar al juzgamiento y que hace que, generalmente, las reyertas entre los pactantes también terminen con el deceso de uno de ellos y la primacía del otro. Este acuerdo, a veces, como ahora, también se esfuerzan por conservarlo ante la justicia.” Y, por último, el pacto de connivencia. “He aquí el más grave de todos”, sostuvieron los magistrados “porque incluye la omisión o la acción de los dirigentes de turno, que se deciden por quien resulte vencedor o quien arrastre mayor cantidad de violencia” o ejerza “mayor presión otorgándoles prebendas y favores dinerarios o en especie o permisos continuos de control, estacionamiento e ingreso en el estadio y sus traslados” para lograr “consumar sus espurios variados negocios. Incluye un absoluto silencio entre las partes, y una mecánica crónica, planeada y ejecutada a la perfección. Este pacto es interrumpido por la facción ignorada, llamando la atención de la dirigencia con actos de poder extremadamente violentos.”

Los jueces advirtieron la existencia de un “código barra brava” que se viola o se cumple “depende del lugar desde que se observe, en acciones violentas dentro de los estadios o en sus inmediaciones o como en este caso interrumpiendo un asado.”

“Este código también incluye hostigamiento al público en general, para lograr su temor, llegando incluso a victimar a los deportistas con exigencias de todo tipo.”

El juez Bernard recordó otro juicio oral a otros dos barras de Estudiantes condenados a perpetua por el crimen de un policía federal, ocurrido en la estación de trenes de La Plata, nueve días antes de este caso. En ese veredicto al magistrado sostuvo que “la pelota estaba manchada con sangre” y en este juicio concluyó que “cuando concurra a un estadio deberé recordar que tal vez esté sentado en una tribuna machada con sangre. Esa sangre continuará tiñendo y vertiéndose en los espectáculos deportivos y sus proximidades hasta que en un acuerdo común, en la misma forma en que ellos lo hacen para violar la ley decidamos públicamente como sociedad que se detengan y comiencen a respetar el orden público.”

El voto del juez Bernard fue acompañado por sus pares Silvia Hoerr y Liliana Torrisi.

La interna. En la actualidad la "jefatura" la ejerce el autodenominado grupo "Los Leales", cuya sede operativa está en Ensenada. El líder de esa facción es Adrián Sosio, conocido como "El Gato" en el mundo del tablón y paravalancha. Estuvo presente en la primera audiencia del juicio oral. Es amigo de Tobar.

Éstos desplazaron a "La Banda del Túnel" que era comandada por el ex policía Fabián Gianotta junto a sus laderos Gustavo Mastrovitto, Ariel Evrett y Carlos Felipe Garaña Morales. Salvo Mastrovitto, todos están detenidos por el crimen de un joven e la puerta del boliche Alcatraz de Berisso y por supuesta connivencia con funcionarios del ex Comité Provincial de Seguridad Deportiva, Coprosede.

Antecedentes. El 11 de marzo de 1995, en un micro que llevaba hinchas de Estudiantes a Tucumán. Omar “El Hache” Alonso se enfrentó a tiros con Pablo Prado, y fue herido de cinco balazos. Dos meses después Alonso intentó vengarse de aquel hecho y atacó a Prado a tiros, a quien hirió, y mató al taxista Carlos Benini. Fue condenado a 14 años de prisión.

El 21 de julio de 1998 los barras Pablo Prado y José Ocampo, en supuesto ajuste de cuentas, fueron heridos en la esquina de 8 y 66.

El 4 de diciembre de ese mismo año, en un micro que viajaba a Rosario, Pablo Prado hirió de bala a Leonardo Raimundo y a Marcelo Da Silva.

En febrero de 2006, “El Hache” Alonso fue baleado en la estación de trenes de 1 y 44 cuando viajaba con la hinchada a cancha de Quilmes. Ocho meses después desconocidos atacaron a balazos su casa, en 67 entre 3 y 4, aunque no hubo heridos resultó ser una venganza.

En agosto de 2006, en la previa del partido que Estudiantes disputó frente a Belgrano de Córdoba, las cámaras de seguridad del estadio de Quilmes (donde el Pincha hacía de local) captaron el momento en que Mastrovitto apuñaló en el abdomen a Iván Tobar. Por este episodio hay una causa en el departamento judicial de Quilmes.

El 25 de junio de 2009, integrantes de La Banda del Túnel agredieron a Sergio “Uruguayo” Chans en una de las tribunas del Estadio Ciudad de La Plata. Lo hirieron de bala y lo golpearon para robarle un “trapo” y dinero (unos mil pesos) que tenía en un bolsillo trasero. La víctima no integra ninguna de las facciones, pero “simpatiza” con Los Leales.

El 27 de octubre del 2010 Omar "El Hache" Alonso fue apuñalado en Mendoza hasta donde había viajado para ver a Estudiantes frente a Godoy Cruz.

El 16 de noviembre de 2010 hubo un enfrentamiento armado entre grupos enfrentados por el reparto de entradas. El lugar, diagonal 74 y 122. El resultado, dos heridos de bala, Sergio Ceferino Chans Batista (30) y Leonardo Raimundi (32). Chans Batista es el hijo del “Uruguayo”.

Los días 2 y 28 de febrero de 2011 se registraron nuevos intercambio de balas entre las partes en las zonas de Tolosa y El Dique, partido de Ensenada. Hubo heridos.

Además cabe recordar que Gustavo Mastrovitto y Fabián Gianotta, fueron investigados por la masacre de policías ocurrida en octubre de 2007 en la planta transmisora de Arana perteneciente al ministerio de Justicia y Seguridad bonaerense.

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