lunes, 29 de julio de 2013

 

pancho dejo brasil

Desde la madrugada las playas de Copacabana quedaron intransitables. Sus tres kilómetros de costa, al sur de Río de Janeiro, amanecieron el domingo tapizados de jóvenes que se quedaron desde la vigilia del sábado. Pasaron la noche al lado del mar para participar de la misa de despedida que dio el Papa Francisco a las 10 de la mañana. Para entonces, ya se habían concentrado más de 3 millones de personas en la costa más famosa de Brasil, y desde ayer, uno de los primeros lugares por donde pasó el primer Papa latinoamericano y argentino de la historia, durante los siete días de las Jornadas Mundiales de la Juventud.
Francisco ocupó gran parte de su tiempo para estar en la playa, pero en vez de meterse en el agua, tuvo un "baño de multitud": la más grande que ha reunido la cidade maravilhosa para un evento. Un récord de católicos movilizados, si bien fue la segunda concentración religiosa del año, luego de la masiva marcha anual que atravesó San Pablo hace un mes, cuando las iglesias evangélicas reunieron cerca de 2 millones de personas. Ayer, la misa de cierre de las jornadas católicas para jóvenes no tuvo puntos de contacto con su predecesora paulista, salvo por la enorme escenografía de 4000 metros cuadrados, donde los obispos invitados se animaron a bailar con la sotana puesta. Sobre esas tablas apareció el Papa por cuarta vez, como una estrella de rock, luego de recorrer Copacabana en Papamóvil, detener la comitiva para tomarse otro mate "chimarro" en el camino y ser recibido por los presidentes de Brasil, Dilma Rousseff; de la Argentina, Cristina Fernández; de Bolivia, Evo Morales; y de Surinam, Desiré Bouterse.
Los cuatro viajaron especialmente a Río para participar de la última homilía del Sumo Pontífice en su continente. Francisco no pudo subir al Cristo Redentor del Cerro Corcovado. Pero antes de llegar en helicóptero al Fuerte de Copacabana, pidió que la nave rodeara el morro y se dio el gusto de apreciar el monumento desde el aire. Con la última misa, el ex cardenal porteño Jorge Mario Bergoglio arrancó su jornada final en tierra amazónica. El ritmo agitado y casi febril de toda la semana volvió a repetirse, en un día donde nuevamente combinó mensajes pastorales para la juventud, durante mañana y tarde, con duras directivas y autocríticas dirigidas al interior de la Iglesia Católica y, en especial, a los obispos latinoamericanos. A las 10:20, el espectáculo ya estaba en marcha. Como le sucedió desde el miércoles, el Papa no pudo ocultar su sorpresa ante la multitud. Antes de empezar, el arzobispo de Río de Janeiro, Orani Tempesta, elogió su visita. "Quedará grabado para siempre la presencia del padre y pastor de la juventud del mundo y su primer retorno a América Latina como primer Papa latinoamericano de la historia”, dijo con orgullo el influyente obispo, y los 3 millones estallaron en otra ovación.

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