sábado, 28 de septiembre de 2013

 

ioma: los jueputas todos libres

Ayer, nos encontramos con una noticia lamentable: el juez platense César Melazo le otorgó “la excarcelación extraordinaria” a todos los detenidos por las estafas con medicamentos oncológicos en el Instituto de Obra Médico Asistencial (IOMA).
  Se trata de funcionarios, médicos y farmacéuticos acusados de gravísimos delitos, ya que habrían hecho negocios oscuros con remedios que resultan esenciales para la vida de personas con patologías complejas 
  Ahora bien, este hecho no es un acontecimiento aislado. En realidad, es el resultado lógico de una situación de corrupción e impunidad generalizada que existe en todo el país.
   Lo que estamos viviendo en la Argentina tiene responsables, con nombre y apellido, empezando por la presidente Cristina Fernández, sus ministros y el círculo de aplaudidores que acompañan a la primer mandataria, que han conformado un sistema judicial a medida de sus intereses.
  No es casualidad que no haya ni un solo funcionario kirchnerista tras las rejas, pese a los graves casos de corrupción que se registraron en la última década. Incluso tanto Néstor Kirchner como Cristina estuvieron fueron apañados por jueces corruptos que llegaron al extremo de archivar en el año 2010, en tiempo récord, una pesada denuncia por enriquecimiento ilícito, cuando las declaraciones juradas del matrimonio presidencial no cerraban por ningún lado.
   Los Kirchner aumentaron su patrimonio de forma sideral desde que llegaron a la Casa Rosada y el único argumento que dio la presidente, para justificar sus millones, fue afirma haber sido “una abogada exitosa”. 
  De esta manera, corruptos como Ricardo Jaime, Sergio Schoklender y Hebe de Bonafini (esta última ni siquiera fue imputada por el robo de más de $700 millones que ocurrió dentro de su propia fundación, siendo ella la máxima autoridad) pueden andar por la calle sin ningún tipo de problemas. Ellos son responsables de haber dilapidado recursos millonarios que salen de los bolsillos de todos los argentinos que pagamos los impuestos y, en el caso de Jaime, de haber provocado muertes con sus negociados.
   La impunidad kirchnerista también abraza a Carlos Menem, uno de los principales socios que actualmente tiene el gobierno en el Senado de la Nación y cuyos fueros lo protegen de tener que estar tras las rejas.
   En definitiva, si un ignoto juez de nuestra ciudad puede dejar en libertad a diez detenidos acusados de aberrantes delitos en el IOMA, es porque existe un sistema que lo propicia y lo apaña.
   De hecho, el propio poder político posibilitó que este juez zafara de dos jury en la Provincia: uno por sus supuestas vinculaciones con los desarmaderos de autos y otro por las irregularidades que se habrían cometido en la causa por el triple crimen de policías en la planta transmisora de La Plata.
   La raíz de estos problemas hay que encontrarla en el mensaje que sale desde el poder político, que es el encargado de conducir los destinos del país.
  Por ejemplo, en los últimos días, se pudo ver a la ministro  Alicia Kirchner y al jefe de Gabinete, Juan Manuel Abal Medina, participando de un evento donde pronunciaron discursos políticamente correcto contra la Trata de Personas, como si el gobierno no tuviese nada que ver con este flagelo.
   Fue una hipocresía absoluta: tanto Alicia Kirchner como Abal Medina son responsables, como parte del gobierno nacional, de que nuestras fronteras sean verdaderos coladores, por donde pueden moverse las redes de trata sin ningún tipo de control. Es tal la complicidad del gobierno con las redes trata que Cristina se niega a reglamentar la nueva ley que combate este delito, que fue aprobada en el Congreso hace 10 meses.
   En el norte del país, por la miseria extrema en la que se vive, bebes, adolescentes y mujeres de mediana edad se compran y se venden como si estuviésemos viviendo en la época de la colonia. Eso no es todo. En las villas que se levanta a pocos kilómetros de la Casa Rosada, que han proliferado en las ultimas década al punto que sus construcciones ya superan la altura de la autopista Illia, la trata de personas es moneda corriente, producto de la promiscuidad en la que viven miles de familias que no tienen acceso a ningún servicio básico.
  Lo imperdonable de este gobierno es que, durante casi diez años, contó con los recursos necesarios para comenzar a cambiar la historia. No lo hizo porque prefirió mantener una enorme cantidad de compatriotas bajo la línea de pobreza, extorsionándolos con los métodos del clientelismo político para obtener el voto fácil.
  Alicia Kirchner representa, precisamente, un engranaje fundamental de este sistema clientelar perverso, que llega al absurdo de repartir microondas y distintos electrodomésticos en zonas humildes del interior bonaerense, creyendo que así se puede llegar a modificar el rechazo contundente que la mayoría de los argentinos manifestó en las urnas contra la administración K.
   Si no hay una Justicia independiente, que defienda al ciudadano de los delincuentes y de los abusos del poder político, corremos serio riesgo de vivir en una comunidad que se rija con la ley de la selva, es decir, donde solo puede imponerse el más fuerte.

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