domingo, 29 de septiembre de 2013
moreno y su plan discutido
El secretario de Comercio de la Nación, Guillermo Moreno, fue uno de los principales promotores del blanqueo de capitales. Tras el rotundo fracaso de la iniciativa oficial los mayores costos políticos internos recaerían sobre sus espaldas, por lo que se pergueñó para impulsar un polémico plan que terminaría generando un jugoso negocio para la multinacionales cerealeras.
Según trascendió desde el mismo gobierno, el polémico funcionario mantuvo una reunión con los ejecutivos de Nidera y Cargill, donde les solicitó que “inviertan” 500 millones de dólares en el bono energético. Las compañías negaron disponer de ese monto, pero a cambio contrapropusieron que presione a los bancos para que les presten dicho dinero en concepto de prefinanciación de exportaciones. A partir de allí los capitales aliados al gobierno podrían vender los bonos en el mercado secundario a una cotización con un tipo de cambio por debajo del paralelo, pero por arriba del oficial.
En ese marco, el pago del crédito y la liquidación de la cosecha se llevan a cabo a partir del tipo de cambio oficial. Asimismo, la prefinanciación de exportaciones funciona con un contrato de compra futura, en donde queda estipulado el precio de la cosecha. Tal diferencia en las cotizaciones les garantizaría a las cerealeras hacer de un millonario desembolso.
De todas formas, la iniciativa de Moreno no sólo generó el repudio generalizado de los especialistas y economistas, sino que también ocasionó fuertes cortocircuitos hacia el interior del kirchnerismo. De hecho, la titular del BCRA, Marcó del Pont y el ministro de Economía, Hernán Lorenzino, iniciaron una fuerte cruzada intestinal porque consideran que la operación “de dudosa legalidad e implicaría demasiados artilugios técnicos”. El problema reside en que un crédito de U$S500 millones es muy elevado y si se lo otorgan a las cerealeras podrían estar violando las normas de valuación.
Según trascendió desde el mismo gobierno, el polémico funcionario mantuvo una reunión con los ejecutivos de Nidera y Cargill, donde les solicitó que “inviertan” 500 millones de dólares en el bono energético. Las compañías negaron disponer de ese monto, pero a cambio contrapropusieron que presione a los bancos para que les presten dicho dinero en concepto de prefinanciación de exportaciones. A partir de allí los capitales aliados al gobierno podrían vender los bonos en el mercado secundario a una cotización con un tipo de cambio por debajo del paralelo, pero por arriba del oficial.
En ese marco, el pago del crédito y la liquidación de la cosecha se llevan a cabo a partir del tipo de cambio oficial. Asimismo, la prefinanciación de exportaciones funciona con un contrato de compra futura, en donde queda estipulado el precio de la cosecha. Tal diferencia en las cotizaciones les garantizaría a las cerealeras hacer de un millonario desembolso.
De todas formas, la iniciativa de Moreno no sólo generó el repudio generalizado de los especialistas y economistas, sino que también ocasionó fuertes cortocircuitos hacia el interior del kirchnerismo. De hecho, la titular del BCRA, Marcó del Pont y el ministro de Economía, Hernán Lorenzino, iniciaron una fuerte cruzada intestinal porque consideran que la operación “de dudosa legalidad e implicaría demasiados artilugios técnicos”. El problema reside en que un crédito de U$S500 millones es muy elevado y si se lo otorgan a las cerealeras podrían estar violando las normas de valuación.
Etiquetas: Argentinlandia
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