lunes, 16 de septiembre de 2013

 

presupuesto 2014: ¿ y la seguridad?

En las calles, la inseguridad mata y genera miedo en la sociedad, que se vuelve puertas adentro y resigna la vereda, los vecinos, el barrio. Pero la inseguridad también mata de formas silenciosas: a través de la desidia estatal, que patea los problemas para adelante, allí donde se juega el futuro de las generaciones venideras.
Un claro ejemplo es el Presupuesto 2014 que el gobierno presentó la semana pasada y que pretende aprobar como un trámite exprés en el Congreso antes de las elecciones legislativas de octubre. Allí, en ese dibujo de un país donde la inflación es del 10 por ciento y el crecimiento del 6,2%, el ajuste se percibe como un eje estructural que caerá con especial peso sobre las fuerzas de seguridad. En el proyecto de Ley, la partida destinada a seguridad interior subirá apenas un 6,6% respecto del presente año, representando uno de los índices más bajos de todo el presupuesto, incluso por debajo de la inflación oficial, estimada en 10,4%, mientras los indicadores privados la ubican por encima del 25%. Así, en un contexto de fuerte diatriba proselitista donde la seguridad constituye el tema principal de las promesas del kirchnerismo para evitar otra derrota en las urnas, se perpetúa una tendencia que viene desde hace años y que tiende a quitarle herramientas a la lucha contra el delito. En 2012, por ejemplo, los fondos para las fuerzas aumentaron 21% respecto de 2011, pero ya en 2013 la suba fue de sólo 9,7%. Este año la asignación bajará tres puntos más, en contraste con el pago de la deuda pública, que aumentará 73,1%. Aquí, otra vez, el discurso oficial se da de bruces contra la realidad, aunque sea a nosotros a quienes les duele el golpe. Los fondos buitres que compraron bonos argentinos y entraron al canje de deuda (más los que podrían seguir ingresando con su reapertura) son los mayores beneficiarios de un presupuesto que parece para otro país. Esta es la verdadera infamia K: pagar con dinero contante y sonante, verde sobre verde, a quienes se beneficiaron con una deuda ilegal e ilegítima, mientras se vacía la caja de las fuerzas de seguridad y aumenta el delito. Finalmente, la ecuación del ajuste es simple: el gasto público creció este año 32 por ciento, pero en 2014 subirá sólo 15%, mientras la inflación real supera con creces el 20%. Es decir: disminuyen los aportes para salud, educación y seguridad e incrementan el pago de la deuda en más del 70%.
Una especie de Robin Hood al revés, que encima se dice progresista.

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