sábado, 7 de septiembre de 2013

 

sigamos nivelando para abajo

La espada de Damocles que significaba para los alumnos del Colegio Nacional desaprobar más de dos materias y repetir el año ya no es tal, al menos para aquellos de 3º, 4º y 5º año que cumplan con los requisitos necesarios para acceder al “trayecto inteligente”, una novedosa modalidad con la que se busca bajar los niveles de repitencia y permite a quienes se encuentran en esa situación cursar a contraturno las materias adeudadas. El plan, basado en resultados y estadísticas de los años anteriores (cuando recursar el año era la única opción), se propone, además de la mejora del nivel académico, la continuidad de los estudiantes en su grupo de pertenencia.
El programa estuvo en estudio durante todo el año 2012 y se implemento en 2013, cuando 45 estudiantes que cumplían con los requisitos establecidos en la reglamentación firmaron un compromiso de aceptación junto a sus padres y las autoridades del establecimiento. Debían someterse a un primer cuatrimestre intenso: cursar durante la mañana las materias “regulares” del año correspondiente, y por la tarde, entre las 18 y las 20, las que se no habían aprobado del año anterior. Claro que no todos pudieron acceder. Tenían que tener acreditadas (aprobadas) el 60 por ciento de las asignaturas, las cuales, y como segundo requisito, deben sumar el 58% de la carga horaria total. En promedio, se trata de no haber desaprobado más de cuatro asignaturas. El camino para quienes no logren ese objetivo sigue siendo repetir el año. La combinación de ambas exigencias planteó a los alumnos que el año anterior se llevaron muchas materias la necesidad de diseñar con especial atención las citas de exámenes de diciembre y marzo. El ejemplo concreto de Federico (ver aparte), un alumno que aprovechó la oportunidad, puede ayudar a comprenderlo mejor: en 2012 terminó tercer año con once materias desaprobadas de un total del 14. En las mesas de exámenes de diciembre y marzo rindió 7, y con cuatro adeudadas pudo tener su “trayecto inteligente”. Años anteriores le hubiera implicado repetir. El primer cuatrimestre de 2013 lo cursó con sus compañeros de cuarto año en el turno mañana, excepto las materias que no había aprobado, las cuales las hizo a contraturno. Como le fue bien con la experiencia, en el segundo cuatrimestre empezará a cursar, también por la tarde, las correlativas de las materias que adeudaba y pudo recuperar. En caso de que lo necesite, podrá extender ese “trayecto inteligente”. Los primeros números que arrojó la experiencia generan expectativas en las autoridades del Colegio. Hubo 45 chicos anotados de los tres años, de los cuales las dos terceras partes lograron aprobar durante la cursada de contraturno. En el tercio restante, la mayoría quedó con alguna previa que podrá aprobar en otro de los programas de inclusión del establecimiento: el Plan de Cursada Intensiva de Materias Previas destinado a quienes finalizaron el año con solo dos asignaturas sin acreditar. Hubo dos casos que no pudieron acoplarse al programa y quedaron libres. Otro número que explica el rendimiento es el que indica que entre todos los chicos que participaron del “trayecto” juntaban 150 materias adeudadas. Al final el primer cuatrimestre 125 asignatura (el 83%) habían sido aprobadas. Los casos más comunes de materias que requirieron la creación de “trayectos inteligentes” son Química, Matemática, Lengua y Física. También hubo casos en Historia, Geografía e Idiomas.
Las características del programa fueron detalladas a Diagonales por la rectora del establecimiento, María José Arias Mercader, quien explicó que el régimen de repitencia (que en el caso del Nacional es una sola oportunidad) no responde a las condiciones inclusivas del sistema educativo actual, que dispone la obligatoriedad del nivel secundario. “Empezamos a pensar estrategias y vimos que la repitencia es recurrente a partir de tercer año, y los resultados que se obtenían no eran buenos”, dijo. Se refirió entonces a la baja aceptación que tiene volver a hacer lo mismo que se hizo el año anterior. “La cantidad de chicos que tenían éxito era baja”, indicó. Los otros dos elementos que las autoridades del Nacional tuvieron en cuenta para impulsar los “trayectos inteligentes” son la importancia que tiene para los adolescentes sostener el grupo de pertenencia y relaciones personales, y el componente de fracaso que entra en juego tanto en el alumno como en la familia. Finalmente, Arias Mercader habló de la necesidad de buscar herramienta inclusivas, que faciliten a todos los alumnos la posibilidad de tener la contención necesaria para avanzar en la escuela y cumplir los objetivos, más allá de las circunstancias sociales y familiares que vivan fuera de la escuela. “Sabemos que es un esfuerzo importante, exigimos que después de turno mañana los chicos vuelvan a su casa y retorne recién a las 18, y no pensamos en facilitar la aprobación por una cuestión estadística”, dijo Arias Mercader, quien por otra parte espera poder transmitir la experiencia al resto de las escuelas del sistema universitario, primero, y a las escuelas públicas en general, con posterioridad.

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