lunes, 10 de marzo de 2014

 

K o no K esa es la "kuestion"

"El futuro no es cambiar todo, es cómo cuidamos los logros y cómo corregimos lo que haya que corregir", manifestó recientemente el gobernador bonaerense en conferencia de prensa junto a su par de Chubut. Con improntas de candidato, la batalla de Scioli, de cara al 2015, es sacudirse la derrota oficialista de las últimas elecciones y lograr ampliar su electorado, dispersado en el arco opositor. Sin embargo la disyuntiva que lo acorrala es si debe hacerlo bajo el paraguas institucional del kirchnerismo, o “sacar los pies del plato” y emprender la lucha solo.

Mientras en lo discursivo Daniel Scioli siempre resalta su alineación con la Casa Rosada, en lo íntimo existiría un dilema: esperar a ser elegido como el candidato del kirchnerismo o abrirse camino solo para llegar a la presidencia. La jugada, dilatada en el tiempo, le cuesta cara y el mote de “tibio” ha sonado desde distintos puntos de la dirigencia política.
Su par de Entre Ríos, el también presidencial Sergio Urribari, se diferenció recientemente del bonaerense y no ahorró palabras para definirlo: "Uno no puede ser ambiguo e ir por el medio, tarde o temprano la gente necesita saber". En las últimas horas, “el Pato” entrerriano redobló la apuesta contra el ex motorman y señaló: “Yo soy K, paladar negro K, y Daniel es él, hoy aparentemente es un nuevo proyecto”.
El pase de facturas es el eco a la expresión de Scioli, ya casi un slogan, “lo mejor está por venir”, manifestada en su discurso de la Apertura de Sesiones Ordinarias, desarrollada el último jueves. Al kirchnerismo le duele la diferenciación, teniendo en cuenta que consideran que lo mejor que le sucedió a la Argentina ocurrió en los últimos diez años.

La frase de Scioli no es arbitraria, forma parte de esa posición imprecisa que muchos critican. Si bien en varios pasajes de su discurso ante la Asamblea Legislativa resaltó la labor de la presidenta Cristina Kirchner y enumeró medidas como la AUH, Precios Cuidados y el plan Progresar; sus expresiones trascendieron los límites de su cargo y su Provincia. “El futuro no es empezar todo de nuevo. Eso es el pasado. Debemos aprender a no destruir lo construido, sino a enfocar el esfuerzo en mejorarlo”, sostuvo. Y, como aspirante a sucesor, añadió: “La política es hacer y no deshacer. Mejoremos y corrijamos juntos lo que falta”.
"Scioli es el kirchnerismo", dijo en más de una ocasión el diputado nacional del Frente Renovador, Sergio Massa. Descripción que no duele al gobernador, pero incomoda a su plan de diferenciarse para captar al electorado enojado con el Frente para la Victoria.
En este sentido, la última estocada del massismo es presionar al bonaerense para que fije su posición respecto a la reforma del Código Penal, tema que logró reinstalar al tigrense en la escena política con un estandarte sensible socialmente como lo es la sanción de los delitos.
“Hizo afirmaciones concretas en el área de Justicia que son claramente contradictorias con lo que propone el Gobierno del cual él es parte”, dijo el diputado Jorge Sarghini, haciéndose eco de una discusión que se dirimirá en el ámbito nacional e insistió: “Le pedimos a Scioli que si su postura va a ser la que mencionó en su discurso, diga abiertamente que no quiere la reforma del Código Penal”.
Si bien la dirigencia lo presiona, lo cuestiona y lo define de mil maneras, está claro que Scioli no pierde el tiempo. En lo que va del año ya se fotografió con cinco gobernadores: Francisco “Paco” Pérez de Mendoza; José Luis Gioja de San Juan; Juan Manuel Urtubey de Salta; Maurice Closs de Misiones y Martín Buzzi de Chubut. Mientras ordena la jugada de cómo llegar a Balcarse 50, busca el respaldo necesario para cumplir con el desafío de recuperar votos perdidos.


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